Fernández dijo que las eliminaría, pero cada vez hay más Leliq – Por Javier Álvarez

La Voz – Notiar – Alberto Fernández se cansó de repetirlo en campaña: “¡Voy a terminar con el negociado de las Leliq!”. Si bien desde que asumió la presidencia bajó la tasa de interés que el Banco Central paga por ellas a la mitad, no sólo está lejos de liquidarlas, sino que las está incrementando.

Sin posibilidad de colocar bonos para financiar el gasto adicional que genera la pandemia, el Gobierno toma crédito vía Banco Central, que emite deuda remunerada (Leliq y pases pasivos). La entidad toma dinero de los bancos y se lo inyecta al Tesoro, y paga por ello un costo.

En este contexto de pandemia, otros países están usando sus propias reservas o emiten deuda externa: Perú, Panamá, Guatemala, México, Paraguay, Chile, Brasil y Colombia emitieron entre mil y seis mil millones de dólares con tasas que van del 2,5% al 5,4% en los últimos dos meses.

La Argentina está en el peor de los mundos. Tiene el mercado cerrado por un riesgo país prohibitivo de 2.539 puntos básicos y la negociación de la deuda externa está cerca de cumplir dos meses sin que se haya alcanzado un acuerdo de reestructuración.

En el Gobierno dicen que hoy la emisión monetaria y el “balanceo” con deuda remunerada son la única forma que tiene el Estado de financiarse para paliar el hambre y ayudar a las empresas a pagar salarios, porque no hay otro lugar de donde sacar recursos.

Pero señalan que, una vez que la cuarentena haya quedado atrás, se volverá a la idea original de intentar crear un mercado de capitales en pesos y fuerte. El objetivo es que los ahorristas inviertan sus pesos en bonos en forma directa y así financien al Tesoro.

Ese proyecto, que demandará leyes que deberá sancionar el Congreso, es elaborado por el ministro de Economía, Martín Guzmán. “Las Leliq son un martirio para la economía argentina”, dijo Fernández el 27 de abril, última vez que habló de ellas.

De la campaña al Gobierno

Las letras de liquidez (Leliq) son unos papeles que el Central les inyecta a los bancos para tomar dinero. Por ello, paga una tasa de interés del 38%, que el año pasado tocó un récord de 86%. Cuando Fernández asumió, era del 63%.

Al 3 de junio (último dato disponible), el stock estaba en 1.338.553 millones de pesos. Creció 12,7% en el último mes y 36,3% respecto de un año atrás, justo cuando Fernández estaba en plena campaña y denunciaba a las Leliq como un “negociado de unos pocos”.

Este no es el único instrumento remunerado. También están los pases pasivos, colocaciones de las entidades en el Central. El stock se ubica en 424.836 millones, es decir, un 859% más que hace un año. La tasa promedio de estos pases está en 19% anual.

Entre ambas deudas remuneradas, el stock es de 1,76 billones, un 72% más que hace un año. Mientras tanto, las reservas internacionales cayeron 33,9% en ese mismo período, de 64,779 millones de dólares a 42.815 millones.

Christian Buteler, analista financiero, señaló a La Voz que la deuda remunerada es consecuencia de la emisión monetaria. “En la gestión anterior emitían para comprar dólares financieros que entraban. Ahora, para asistir al Tesoro”, señaló.

En el último año, la base monetaria creció en 1.055.047 millones. El 65% de esa expansión se concretó en lo que va del gobierno de Fernández.

El Banco Central tiene que ir retirando ese dinero para que no presione sobre la inflación o el tipo de cambio. “El Central tuvo que volver a emitir Leliq más allá de la promesa de campaña que hizo el Presidente”, opinó Buteler.

Entre pases y Leliq, estimó Buteler, el Central les paga a los bancos públicos y privados que operan estas herramientas “unos 50 mil millones de pesos por mes, una cifra más que importante”.

Aldo Abram, economista, aseguró “lamentablemente este gobierno decidió desde su inicio que se ajustara el sector privado productivo pagando más impuestos cuando en realidad es el Estado el que está gastando de más”.

La brecha entre el exceso de gasto y los ingresos que se esperaban recibir es muy grande. Y hay que cubrirla. “Como no tienen crédito, desde que asumió el Gobierno ya emitió más de un billón de pesos”, dijo Abram.

El economista dijo que todo se agravó por la cuarentena y por el derrumbe de la recaudación. Al principio de la pandemia, los argentinos temieron quedarse sin efectivo y demandaron muchos pesos, lo que permitió una alta emisión sin impacto en precios.

Pero esto se fue revirtiendo porque al mes la situación de los bancos se había normalizado, por lo que se pasó a una baja demanda de billetes en un marco de caída del consumo por el mismo proceso de aislamiento social.

La inflación que viene

Ahora, tras tres meses de cuarentena, hay cada vez más pesos y cada vez menos dólares porque el comercio exterior se derrumba. Esto, explica Abram, presiona sobre el valor del peso, que se devalúa. Y es lo que se vio en los tipos de cambio paralelos (CCL, MEP y blue).

“Y todo esto se va a convertir en niveles altísimos de inflación. Ahora estamos en una recesión fenomenal, pero cuando esto más o menos se normalice vamos a ver toda la destrucción del valor de la moneda en los precios de los bienes y servicios”, advirtió Abram.

En definitiva, el Banco Central les volvió a colocar Leliq a los bancos para tomar liquidez que se usa para financiar al Gobierno. En lo que va de 2020, les dio 312 mil millones de pesos por adelantos transitorios y 740 mil millones por transferencia de utilidades. Ahí está el billón que se emitió.

“Tenemos voluntad de pagar”

El presidente Alberto Fernández afirmó ayer que los acreedores de la deuda externa “corroboran día a día” la “voluntad” del Gobierno argentino de “encontrar una solución”, pero advirtió sobre la necesidad de que “el acuerdo que hagamos lo podamos cumplir en el futuro”, ya que “no se va a hipotecar el futuro de la Argentina”.

“Lo que los acreedores corroboran día a día es nuestra voluntad de encontrar una solución. No nos hemos encerrado en dogmas ni en actitudes tercas. Lo que sí queremos es garantizar que el acuerdo que hagamos lo podamos cumplir en el futuro”, dijo Fernández en Villa La Angostura, donde permaneció hasta ayer al mediodía. Estuvo acompañado por su pareja, Fabiola Yáñez, y se alojó en la residencia El Messidor. En la noche del viernes compartió una cena con el gobernador de Neuquén, Omar Gutiérrez.

Sobre la negociación con los bonistas que proseguirá esta semana, el Presidente se mostró optimista.

“Yo tengo confianza en que podamos encontrar un acuerdo en tanto y en cuanto los acreedores entiendan que no vamos a hipotecar el futuro de Argentina”, remarcó.

En ese marco, agregó: “Yo siempre digo lo mismo: yo no tengo ningún interés en decir que resolviste el problema para tu gobierno y le dejaste el problema al que viene. Yo quiero que esto no sea más un problema para los argentinos, que la deuda no sea un condicionante para el desarrollo de los argentinos”.

En ese sentido, contó que le explicó ese tema al grupo de empresarios que recibió el martes pasado en la quinta presidencial de Olivos.

Letras de liquidez: Alta tasa

  • Una herramienta financiera que le cuesta caro al Central.
  • 38% Interés. Es lo que el Banco Central está pagando por las Leliq (letras de liquidez). El Gobierno anterior llegó a pagar una tasa del 86%
  • $ 50 mil millones. Es lo que el Banco Central les está pagando a bancos públicos y privados por mes.

Javier Álvarez La Voz