Vivir (peor) con lo nuestro

INFOBAE – El país debe aplicar sus recursos a producir aquello en lo que se destaca para venderlo al mundo.

A medida que el Banco Central encuentra más dificultades para sostener sus reservas se incrementan las voces que piden vivir con lo nuestro. Una de las reacciones a esta demanda ha sido la fuerte limitación a las importaciones a través de denegaciones o demoras en las autorizaciones de las SIMIs (ex DJAI). Al mismo tiempo y a contramano de las necesidades del BCRA pero, supuestamente, como una manera de bajar los precios locales, se ha limitado la exportación de maíz.

Las consecuencias de estas medidas son fáciles de imaginar. Gran parte de las importaciones son insumos para la producción local y el resultado de estas restricciones se verá en el menor nivel de actividad. En el caso de importaciones de bienes de capital, tendremos menores inversiones, fundamentales para el crecimiento. Los afectados seremos todos, por mayor precio, peor calidad y menos trabajo.

Como ejemplo de lo que sucede con las limitaciones a las exportaciones podemos repasar lo vivido hace pocos años (en los años ’50 también) con el trigo. El resultado de esa política fue la reducción constante de la superficie sembrada llegándose a importar ciertas variedades de trigo (¡al granero del mundo!). En consecuencia, se puede vislumbrar lo que habría sucedido con las restricciones a la exportación de maíz. La cría de hacienda vacuna, porcina, de pollos y la producción de leche hubieran sido seriamente afectadas. En no mucho tiempo los alimentos hubieran sido más escasos y más caros. Felizmente se dio marcha atrás, aunque no por convencimiento sino por presión.

Vivir con lo nuestro significa condenar a la población a la pobreza. ¿Qué miopía ideológica puede llevar a hacernos pensar que es mejor consumir algo de peor calidad y más caro que hacer lo contrario? ¿O dedicarse a producir algo donde uno no tiene las habilidades en vez de destinar los esfuerzos a lo que uno sabe hacer bien y le resulta más fácil? El país debe aplicar sus recursos a producir aquello donde se destaca para venderlo al mundo, para aprovechar y comprar lo que el mundo produce de una manera más barata o mejor que la Argentina.

Como ejemplo, ¿se le podría ocurrir a alguien que lo mejor para Islandia sería promover la siembra de trigo y restringir las exportaciones de pescado? Ese tipo de políticas son, exactamente, las aplicadas por Argentina. Subsidiamos el ensamblaje de celulares y le ponemos todo tipo de impuestos y trabas a los productos exportables. ¿Cómo puede alguien pensar que esto es una receta para el éxito? Muchos de los políticos y la sociedad argentina lo piensa. “Aunque usted no lo crea”, como diría Ripley.

Como para muestra basta un botón, quien quiera leer el libro “Vivir con lo nuestro” de Aldo Ferrer lo puede comprar en cualquier librería. Eso sí, al comenzar a hojearlo, justo antes del índice, podrá ver dónde fue impreso. ¿Argentina? No, fue impreso en México.

Coherencia por favor.

El autor es socio de Infupa S.A.