Fin de la “Doctrina Mitterrand”: Francia extradita a Italia terroristas de los 70

Consejero Académico en Fundación Libertad y Progreso

Consejero Académico de Libertad y Progreso. Investigador de anti corrupción y estafas

LA NACIÓN – El 9 de mayo, Día de las Víctimas del Terrorismo en Italia, el presidente de la república, Sergio Mattarella, tuvo una respuesta para dar a los familiares de quienes fueron asesinados en los 70 y comienzos de los 80 por grupos insurgentes. Francia puso fin a la llamada “Doctrina Mitterrand”, que consistió en el compromiso asumido en 1985 por el presidente socialista francés de no extraditar a los terroristas de izquierda italianos refugiados en su país.

La partida de defunción de la impunidad consagrada por Mitterrand fue emitida el 28 de abril, cuando la Subdirección Antiterrorista de Francia, apoyada por un largo trabajo de investigación de la Policía de Italia, procedió al arresto de un grupo de terroristas de extrema izquierda, hombres y mujeres de entre 63 y 78 años pertenecientes en su mayoría a las Brigadas Rojas, quienes vivían en París y sus alrededores.

Los detenidos son Giovani Alimonti (66), Enzo Calvitti (66), Roberta Capelli (66), Marina Petrella (67), Sergio Tornaghi (63), Giorgio Pietrosteffani (78) y Narciso Manenti (64). Otros tres, Maurizio Di Marzio, Alberto Bergamin y Giovanni Ventura, escaparon y están siendo buscados por las fuerzas de seguridad. Todos ellos fueron acusados y, en la mayor parte de los casos condenados, por delitos de homicidios y secuestros de carabineros, policías, generales, funcionarios públicos y ciudadanos particulares.

Durante la audiencia que mantuvieron los detenidos el 5 de mayo en París, ante la Corte de Apelaciones, Marina Petrella hizo declaraciones “a título personal”. Entre sus increíbles argumentos, después de expresar compasión por todas las víctimas y todas las familias, incluida la suya, aclaró que cualquier idea vinculada con un arrepentimiento pertenece a su esfera íntima y nunca hablaría sobre eso. Agregó que su generación nació poco después de la guerra -aunque en su caso habían pasado diez años- y ella y sus compañeros se consideraban neo-partisanos, lo cual se contradice con uno de los delitos por los que fue condenada: el homicidio del general de Carabineros Enrico Galvaligi, quien era, precisamente, un expartisano.

Lo mismo que suele ocurrir con tantos terroristas en el mundo, Petrella se situó en el papel de víctima y explicó que sufrió diez años de cárcel, entre Italia y Francia, y 30 años de exilio, “sin la posibilidad de volver al propio país ni enterrar a los propios muertos”. Para agravar el cinismo de sus declaraciones, se atrevió a contrastar su situación y la de sus compañeros con la de las víctimas. “Las víctimas por las cuales hemos sido condenados -declaró- fueron ampliamente resarcidas” y “no son víctimas que hayan sido privadas de reconocimiento”. En pocas palabras: ellos son más víctimas que las propias víctimas, según el juicio de la terrorista a punto de ser enviada a Italia; un modo de argumentar que resulta bastante familiar en la Argentina.

Marina Petrella había sido liberada en Francia en 2008, por “motivos humanitarios”, a pedido de Carla Bruni, cuando ella era la primera dama durante la presidencia de Nicolás Sarkozy.

Mientras toda la izquierda italiana condenó el terrorismo y se manifestó en favor de las extradiciones, la intelectualidad de izquierda francesa protestó contra Emmanuel Macron.

Entretanto, el presidente Mattarella agradeció por teléfono a Macron y expresó su deseo de que muchos países sigan el ejemplo de Francia para que Italia pueda capturar a todos los criminales fugitivos. No sería imposible, si se considera que, en enero de 2019, cuando todavía gobernaba Evo Morales, Bolivia entregó a Interpol, para su extradición a Italia, al terrorista Cesare Battisti, condenado por cuatro homicidios. Pero el propio mandatario se ocupó de recordar que todavía Nicaragua refugia a Alessio Casimirri, exmiembro de las Brigadas Rojas y condenado a prisión perpetua por el secuestro y homicidio de Aldo Moro. Se trata de un terrorista que no pasó un día en la cárcel y hace 20 años explota en Managua su restaurante La Cueva del Buzo.

“La verdad completa sobre los años de plomo es una exigencia fundamental para la República”, acaba de declarar el presidente Mattarella al diario de izquierda La Repubblica durante una extensa entrevista en la que recordó que “muchos intelectuales favorecían a quienes disparaban por la revolución”.

El Día de las Víctimas del Terrorismo fue instituido en Italia por ley de 2007, en memoria del secuestro y asesinato del exprimer ministro Aldo Moro.