Sistemas antifrágiles y terapias cognitivas: del resentimiento a la autosuperación

INFOBAE Por Agustín Etchebarne, Director de LyP – En “The coddling of the American mind: How Good intentions and bad ideas are setting up a generation for failure”, Greg Lukianoff y Jonathan Haidt, explican cómo el sistema educativo en EEUU está condenando al fracaso a una generación entera, y proponen una alternativa para evitarlo. Sus propuestas nos deben interesar porque esto, que en EEUU se aceleró notablemente desde 2015 a la fecha, se asemeja a lo que viene pasando en Latinoamérica desde hace décadas.

Los centennials tuvieron que convivir con un uso desproporcionado de las redes sociales durante su período formativo, enfrentándose a la comparación con una realidad ficticia y la posibilidad del bulling cibernético. Así, aumentaron la ansiedad, los casos de depresión infantil y la tasa de suicidios, especialmente en las niñas. Greg y John explican que la reacción de las escuelas fue la sobreprotección de los alumnos, que surge de caer en tres errores. El primero es creer que los estudiantes son frágiles y hay que protegerlos de ideas nocivas. El segundo error radica en predicar el razonamiento emocional –”confía en tus sentimientos”. Y el tercero es ver al mundo como una lucha entre buenos y malos.

Actualmente, la proporción de profesores de izquierda pasó a ser de 5 a 1 inclinando y el sesgo de confirmación se movió definitivamente hacia la izquierda

La pedagogía termina siendo guiada por una “distorsión cognitiva” que crea una cultura de sobreprotección de los alumnos falseando la realidad. “Se prepara al camino para que el niño no se golpee en lugar de preparar al niño para el camino”.

Cuando llegan a la universidad se encuentran con profesores baby boomers que tienen diferencias raciales, de género y culturales, pero escasas diferencias ideológicas (lo mismo ocurre en Argentina). Si bien siempre existió cierto sesgo hacia la izquierda, tradicionalmente la proporción era de entre dos y tres profesores de izquierda por cada uno de derecha, pero había suficiente diversidad y existía un debate franco en un ambiente de libertad de pensamiento. Esto es indispensable porque todo profesor tiene un natural “sesgo de confirmación”: cuando investiga tiende a recopilar evidencias que confirman sus teorías, y sin darse cuenta desecha o no ve las que resultan contradictorias. Dicho sesgo se neutraliza gracias al debate con otros profesores y estudiantes que tienen visiones distintas, donde surge la posibilidad de “desconfirmación”. La palabra “Universidad” proviene de “Universitas” que significa el conjunto de todas las cosas. Es el lugar donde los alumnos deben sopesar todos los pensamientos e ideas por atroces que les parezcan a algunos y analizar los argumentos buscando los verdaderos y rechazando los falsos.

Los centennials tuvieron que convivir con un uso desproporcionado de las redes sociales durante su período formativo, enfrentándose a la comparación con una realidad ficticia y la posibilidad del bulling cibernético

Actualmente, la proporción de profesores de izquierda pasó a ser de 5 a 1 inclinando y el sesgo de confirmación se movió definitivamente hacia la izquierda. En el caso de las humanidades el desequilibrio se volvió abrumador: 10 a 1 y 17 a 1 en psicología. En economía es algo menor: 4 a 1. Con esta desproporción se va perdiendo el pensamiento crítico y se reemplaza el debate por la “cultura de la cancelación”. John y Greg detallan como los alumnos se organizan para impedir que disertantes con ideas “perturbadoras” hablen en su universidad. Muchas veces cuando las autoridades universitarias pretendieron mantener el orden terminaron siendo callados y en ocasiones expulsados.

Al final, los perjudicados son los jóvenes que no cuentan con las herramientas adecuadas cuando les toca entrar al mundo de los adultos para ganarse la vida y desarrollarse autónomamente.

John y Greg proponen desamar los tres errores para revertir esta situación. Los estudiantes no son frágiles. La fragilidad es la cualidad de una cosa que tiende a romperse fácilmente. Si creemos que la mente o el cuerpo de un adolescente es frágil, tendemos a tratarlo con extremo cuidado para protegerlo, pero los psicólogos saben que la sobreprotección termina siendo más dañina que la fragilidad inicial. La realidad es que las mentes y los cuerpos, al igual que el sistema inmunológico son anti-frágiles. Es decir, requieren estar expuestos a problemas, rudezas y virus, para fortalecerse.

Si aislamos completamente a una persona en una burbuja desinfectada terminará teniendo un sistema inmunológico deteriorado y débil

Existe un caso real lo confirma: en 1990 se detectó que el 0,4% de los niños americanos sufrían de alergia al maní. Inmediatamente muchas escuelas empezaron a proteger a los niños prohibiendo los productos en base a maní. Dieciocho años después los niños con alergias se habían multiplicado más de 3 veces llegando al 0,14%. En 2015, George Du Toit, Graham Roberts y otros (Randomized trial of peanut consumption in infants at risk for peanut allergy. Du Toit et al, 2015), demostraron que efectivamente la sobreprotección había sido la causante de esta epidemia. En un estudio controlado sobre 640 bebes considerados de alto riesgo, la mitad fueron expuestos al maní y la mitad fueron protegidos. A los 5 años de edad, el 17% de los niños protegidos había desarrollado una alergia al maní, mientras que entre los que habían sido expuestos regularmente solo el 3% sufrió la condición. Se demostró que el sistema inmunológico es un sistema Anti-Frágil. Si aislamos completamente a una persona en una burbuja desinfectada terminará teniendo un sistema inmunológico deteriorado y débil.

Greg y John confían en que las terapias de comportamiento cognitivo (CBT por su sigla en inglés) son muy útiles para desarmar los tres errores. Al reconocer a la mente humana como un sistema “Anti-fragil” se la somete a entrenamiento y confrontación de ideas. El CBT enseña a no confiar en tus emociones, sino a comprenderlas y desarmar los pensamientos erróneos. El mundo no se divide en grupos buenos y malos, sino que cada persona individualmente contiene lo bueno y lo malo que hay que aprender a distinguir. La batalla es dentro de uno mismo. Por eso hay que cultivar el pensamiento crítico, el debate, el aprendizaje efectivo con curiosidad, la apertura mental y la humildad intelectual. Proponen también que los jóvenes deben empezar a trabajar o realizar servicios pagos tempranamente como parte de su educación, para fortalecer su autoestima e ingresar más fácilmente al mundo de los adultos.

Hay que cultivar el pensamiento crítico, el debate, el aprendizaje efectivo con curiosidad, la apertura mental y la humildad intelectual

Estas ideas pueden ser útiles para quienes deseen transformar el sistema educativo argentino, que desde hace décadas está dominado por ideas de izquierda que describen a los jóvenes como personas frágiles oprimidas por el sistema capitalista y que solo pueden sobrevivir amparadas por el Estado.