ÁMBITO FINANCIERO – POR Carlos Lamiral – Mientras el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, propone a las empresas que retrotraigan precios para contener la inercia inflacionaria, en el Banco Central apuntan a adoptar al menos dos estrategias de política monetaria tendientes a evitar que el recalentamiento de la economía siga en aumento. En febrero, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) dio como resultado un 4,7% y se proyecta que en marzo llegará como mínimo a otro 5%. En el Gobierno ya descartan que la meta de un 48% de máxima acordada con el Fondo Monetario Internacional para 2022 va a ser superada.
En ese marco, la entidad que conduce Miguel Pesce plantea un par de líneas de acción. Una de ellas es la acumulación de reservas y la otra es el aumento de las tasas de interés, ambas negociadas con el FMI para el acuerdo que aprobará este viernes el directorio de la entidad.
“Una condición necesaria para reducir los niveles de inercia inflacionaria es mantener un proceso de acumulación de reservas que disipe los riesgos de crisis de balanza de pagos y saltos abruptos del tipo de cambio, anclando de este modo las expectativas cambiarias”, afirma el BCRA en su último reporte de Política Monetaria.
El reporte explica, en ese sentido, que la entidad aceleró este año el crawling peg este año “con el objetivo de fortalecer la posición de reservas internacionales” para que la tasa de depreciación confluya “gradualmente a niveles más compatibles con la tasa de inflación doméstica”.
Según plantea la autoridad monetaria, las razones del incremento de los precios de los primeros meses de 2022 se debe a una “recomposición de los márgenes de comercialización de ciertos sectores y la reapertura de las paritarias salariales”. También afirma que el incremento del IPC, que en primer bimestre acumuló 8,8%, tiene por origen las “expectativas de inflación más elevadas como resultado de las mayores presiones cambiarias asociadas a la incertidumbre financiera generada por entrar en una etapa de definición de la negociación con el FMI por un nuevo acuerdo sobre la deuda con el organismo”.
A eso, sostiene el BCRA, hay que sumarle “desfavorables condiciones climáticas domésticas y el significativo aumento de los precios internacionales de las materias primas agrícolas, la energía y las manufacturas globales, que presentaron una aceleración ante el conflicto entre Rusia y Ucrania desde fines de febrero”.
La entidad monetaria señala entonces que el acuerdo con el FMI “contribuirá a reducir la incertidumbre cambiaria y anclar las expectativas de devaluación, contribuyendo al descenso gradual de la inflación durante lo que resta de 2022”.
Suba de Tasas
El BCRA plantea, por otro lado, que los cambios que viene llevando a cabo desde enero en la política de tasas de interés también tiene el propósito de desalentar el incremento de los precios. La explicación es un tanto más ortodoxa: “El incremento en la tasa de interés de política monetaria busca propender hacia retornos reales positivos sobre las inversiones en moneda local, de modo de impulsar la demanda de pesos”.
Qué opinan los economistas
Federico Moll, director de Economía y Finanzas de Ecolatina, explicó a Ámbito que “la acumulación de reservas puede lograrse de dos maneras, aumentando el ritmo de depreciación, lo cual aceleraría la inflación, o cerrando aún más el cepo a importadores, que también tendría consecuencias negativas sobre la inflación”. En ese sentido, opinó que “cualquiera de esos dos efectos sobrecompensaría el potencial aporte positivo que venga por el lado del manejo de las expectativas”.
En cambio, indicó que “la suba de la tasa sí podría ayudar, pero en la medida que sea parte de un plan integral que explique claramente cómo se piensan alcanzar los objetivos fiscales y monetarios impuestos en el programa con el FMI”. Dicho eso, el director de Ecolatina aclaró que “la suba de tasas es una condición necesaria, pero por sí misma poco impacto puede tener”
Por su lado, Diego Piccardo, economista de la Fundación Libertad y Progreso, consideró que las medidas que plantea el BCRA pueden tener una efectividad limitada. “Yo soy de los que piensan que para frenar la inflación no hay política monetaria que sustituya una buena política fiscal”, señaló a Ámbito. Picccardo precisó que “el problema que tiene la suba de tasas que está llevando a cabo el Central es que sigue por debajo de la tasa de inflación”. Tomando en cuenta que el IPC de febrero llegó al 4,7%, si se anualiza esa cifra da un ritmo del 77%. “No creo que el BCRA lleve la tasa anual a ese nivel”, explicó. El profesional agregó que hasta ayer el interés de plazo fijo que paga el Banco Nación equivale al 51% anual. “El que puso un plazo fijo en febrero perdió contra la inflación”, indicó.
Por otro lado, Piccardo señaló que si bien la idea de recuperar reservas internacionales es positiva no sería suficiente. “Teniendo en cuenta que son tan pocas, no parece que sean significativas como para que cambie la confianza” de los agentes económicos, dijo. El profesional señaló que “todo lo que planean subir este año es lo que le va a dar el FMI”.
En tanto, Nicolás Pertierra, economista del Centro de Estudios Económicos y Sociales, Scalabrini Ortiz (CESO), señala que tanto la acumulación de reservas como el incremento de las tasas “por sí sólo no resuelve” el problema de la tendencia al incremento de la inflación. “Esas son condiciones que mejoran la probabilidad de éxito de un programa de desindexación de la inercia tan fuerte que hay hoy pero no llegan a ser un programa de congelamiento que corte la inercia”.