EL DIGITAL Así lo expresó a este medio el economista y director ejecutivo de Libertad y Progreso, Aldo Abram, sobre las variaciones del valor del dólar, que repercuten en los precios minoristas. Además, señaló que “la medida del dólar soja está muy buena”, aunque “es un parche que no resuelve el problema de fondo”.
Desde hace muchos años, una de las principales problemáticas del país es la variación del valor del dólar, que repercute en forma inmediata en subas de los precios minoristas que, luego, no vuelven a bajar. Y, tras las primeras medidas del ministro de Economía, Sergio Massa, parece haber una calma, al menos, en lo que hace al dólar informal.
En diálogo con El1 Digital, el economista y director ejecutivo de Libertad y Progreso, Aldo Abram, se refirió a la importancia de mantener bajo control el valor del dólar durante los distintos gobiernos: “Hay una necesidad de restringir el tipo de cambio oficial porque, si no, el Banco Central continuamente pierde reservas”.
En ese sentido, mencionó una medida para contener la salida de dólares que se replicó, al menos, en las últimas gestiones y que no tuvo los mejores de los finales: “De los 22 cepos al dólar que tuvimos, 21 terminaron con crisis cambiarias y monetarias muy graves, con tres en hiperinflación. El único que terminó bien fue el que aplicó Cristina Kirchner, en 2014”.
“Muchos proponen una suba del tipo de cambio mayorista fuerte, pero no creo que el Gobierno haga esto, aunque sí, quizás, en menor medida”, expresó, al tiempo que agregó, sobre los altos índices de inflación que se registraron en los últimos meses: “Los precios no dependen de los dólares paralelos, sino de lo que se compra”.
No obstante, aclaró que “sí es cierto que todo lo que se exporta depende del tipo de cambio mayorista, porque las divisas entran o salen por ese mercado, y que, cuando el peso se deprecia, suben mucho los servicios”. “Cuando sube el tipo de cambio paralelo, es porque el Banco Central está emitiendo muchísimo o porque baja la demanda de pesos”, añadió.
Por otra parte, destacó la implementación del “dólar soja”, que se estableció, principalmente, por la escasez de dólares y por las trabas a las importaciones: “La medida está muy buena, adelantar la liquidación de exportaciones, porque el Banco Central se estaba por quedar sin reservas propias en poco tiempo”.
Sin embargo, remarcó que, más allá de los buenos resultados iniciales, “es pan para hoy y hambre para mañana porque, cada vez que se justifique esta liquidación anticipada, para aquel momento no entrarán divisas”. “La situación se alivia cada vez que se genera un tipo de cambio diferencial, pero es un parche que no resuelve el problema de fondo”, concluyó.