Un debate pendiente sobre la democracia

Por Constanza Mazzina, consejera académica en la Fundación Libertad y Progreso

LA NACIÓN La democracia argentina cumplen 40 años y, a pesar del paso del tiempo, muchas cuentas quedan pendientes. Desde 2006, cuando se publicó el primer Índice de Democracia de la Unidad de Inteligencia de The Economist, la Argentina ha sido catalogada invariablemente como una “democracia deficiente” (flawed democracy), con un promedio de 6.87/10 (2006-2022). Las deficiencias institucionales que la Argentina sigue enfrentando después de 40 años de democracia son alarmantes porque se insertan en un contexto de retroceso democrático a nivel global sumado a una nueva ola de autocratización.

Una “democracia deficiente” es aquella en la que las elecciones cumplen con estándares democráticos y donde las libertades civiles y políticas son respetadas, pero se observan claras deficiencias en ambas materias, dadas por el contexto político o por las capacidades limitadas del Estado. Allí se comprueba una extensión irregular de la ciudadanía, de ejercicio limitado o trunco de los derechos políticos, que hoy sigue siendo una cuenta pendiente. Democracias frágiles o regímenes híbridos, la democracia nacional compite con regímenes subnacionales que no permiten el ejercicio pleno de los derechos políticos a sus ciudadanos.

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El mapa de la Integridad Electoral de Transparencia Electoral realiza un diagnóstico sobre la calidad de las elecciones y la democracia, por provincia. En esta edición se evalúa el nivel de integridad electoral sobre la base de tres dimensiones: respuesta institucional, igualdad en el acceso a derechos políticos y competitividad democrática. El resultado se traduce en tres categorías: integridad baja, moderada y alta. Sabemos que la competencia en los procesos electorales por provincia en la Argentina es muy variable y aun, en algunos casos, muy limitada. Algunas de las provincias que cuentan con las peores condiciones rayan en la categoría de regímenes híbridos: hay obstáculos para que la oposición pueda desafiar al oficialismo provincial y llegar al poder. Además, la reintroducción del sistema de lemas en varias provincias, la cancelación de las PASO en otras y la reelección indefinida son las notas que sellan un destino sombrío.

La democracia en tanto es el mejor instrumento para dirimir los conflictos sin recurrir a la violencia, debe desarrollarse en condiciones que aseguren la competencia y la transparencia, para ello, se debe reforzar el acceso a la información y datos abiertos sobre todo el proceso electoral, desagregados por jurisdicción y elección. El rentismo provincial y el clientelismo político siguen siendo los mayores obstáculos al ejercicio pleno del derecho a elegir y ser elegido.