Los bonos para jubilados no alcanzan para compensar las pérdidas

Jefe de economía de Libertad y Progreso

Jefe de economía de Libertad y Progreso. Profesor Economía Internacional en Universidad del CEMA, Profesor ayudante de Análisis Económico y Financiero en la Facultad de Derecho, Universidad de Buenos Aires,Asesor en la Secretaria de Comercio Exterior la Nación yAsesor Secretaria de Comercio de la Nación.

Mg. en Economía y Lic. en Economía Universidad del CEMA

DIARIO ALFIL El ministro de Economía y candidato Sergio Massa en su lista de anuncios sumó el pago de un bono adicional para jubilados y pensionados de 45.000 pesos en tres cuotas mensuales de 15.000 pesos que comenzará a abonarse a partir de octubre. Lo recibirán unos 3 millones de afiliados a PAMI que cobran hasta un haber mínimo y medio. La decisión es ir dando bonos para compensar el recorte real que existe.

A fines de agosto se anunció que el refuerzo para el haber mínimo que iba a ser de $27.000 será de $37.000 y no se sumó ningún extra para quienes cobran más que el básico; en lo que va de 2023 todos los ingresos previsionales, incluso con adicionales, perdieron en términos reales

Las jubilaciones nacionales llegarán a los $176 mil recién en diciembre. En su último anuncio Massa indicó que el balance superavitario del Pami es el que permite que de allí salga el dinero para pagar los bonos. El resultado favorable de sus cuentas se debe, en gran medida, al recorte de prestaciones como vienen consignando diferentes relevamientos de la Defensoría de la Tercera Edad.

Un informe elaborado por la Fundación Libertad y Progreso en base a datos oficiales indica que la aceleración inflacionaria de los últimos dos años contribuyó a que el Gobierno pudiese licuar el valor real de las erogaciones correspondientes a jubilaciones y pensiones. Hasta julio de 2023 (último dato disponible), se acumulaban 12 meses consecutivos de caída en el valor real de este rubro del gasto primario.

A partir de septiembre, el haber mínimo garantizado aumenta 23% a $87.459,76 (Resolución 189/23) según lo definido por la Anses. Con esa última suba, el haber mínimo quedó 40,8% por debajo del máximo alcanzado en septiembre del 2015. En ese momento, el haber mínimo era equivalente a unos $147.614 a precios de hoy.

Si se toma solo desde diciembre de 2019, la caída acumulada es del 22,7%. Incluso si sumamos los refuerzos discrecionales y transitorios, que no afectan el haber mínimo, el ingreso para un jubilado la mínima llega a $124.459, lo que representa una caída del 15,7% desde 2015.

Con esto, el haber mínimo se ubica 5% por debajo de la Canasta Básica para un adulto equivalente medida por Indec en agosto ($92.131,70). Desde diciembre de 2019, el haber mínimo acumula un incremento del 522%; claramente por debajo del aumento de la Canasta Básica Total (631%), del IPC general (621%), del rubro de Alimentos y Bebidas (692%), también del rubro de Medicamentos (591%).

El reporte repasa que, según los los últimos datos publicados por el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, del total de beneficios (jubilaciones y pensiones) otorgados por la ANSES (6.805.374), el 62% — 4,2 millones — están en una mínima o menos. De ahí que el Gobierno busque compensar parcialmente la merma con refuerzos y bonos, advierte.

“La caída en términos reales de los gastos en jubilaciones y pensiones explica la mayor parte del ajuste fiscal del gobierno, ya que el rubro de jubilaciones y pensiones explica 36% del gasto primario total en lo que va del 2023”, subraya.

Eugenio Marí, economista jefe de la fundación, dijo que la Argentina “tiene una deuda con la primera infancia y con sus adultos mayores. En ambos casos las políticas públicas no han dado buenos resultados; la pobreza infantil supera el 50% y casi dos tercios de los jubilados vive con apenas poco más de 100 dólares al mes”.

Agregó que “el modelo económico actual está agotado y requiere un giro copernicano. Es necesaria una reforma previsional que mejore los incentivos al ahorro para la vejez. Pero también una reforma laboral que incentive la formalidad y, por consiguiente, mejora la sustentabilidad del sistema previsional. Hoy en Argentina más de 40% de los trabajadores son informales, lo que luego propicia la implementación de moratorias para dar algún tipo de ingresos a estos trabajadores que no aportaron. Hacer la reforma previsional sin la laboral es llanamente inconsistente”.