Agustín Etchebarne
Economista especializado en Desarrollo Económico, Marketing Estratégico y Mercados Internacionales. Profesor en la Universidad de Belgrano. Miembro de la Red Liberal de América Latina (RELIAL) y Miembro del Instituto de Ética y Economía Política de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas.
CLARÍN Con la victoria de Javier Milei, Argentina se encamina hacia un cambio de paradigma. Este triunfo no es solo una nueva alternativa política, sino también un giro del estatismo hacia el liberalismo.
Milei, conocido por su postura firme en favor de la libertad económica y la reducción del rol del Estado, ahora tiene la oportunidad de poner en práctica sus teorías.
Sin embargo, enfrenta una herencia económica extremadamente difícil, posiblemente la peor que haya recibido cualquier presidente argentino en la historia, con la posible excepción de la hiperinflación que Alfonsín le dejó a Menem. Se anticipa una etapa turbulenta, pero si se hacen las reformas, en cuatro años, la inflación debe acercarse al 2% anual y la pobreza reducirse a la mitad.
El gobierno actual debe continuar hasta el 10 de diciembre, y existe la posibilidad de que la situación económica y social se agrave aún más. Milei heredará un escenario alarmante: el Banco Central enfrenta reservas negativas de USD 10.000 millones y una deuda remunerada que triplica la base monetaria, con intereses anuales del 300%, constituyendo un esquema insostenible.
Además, los importadores lidian con una deuda de USD 25.000 millones por encima de lo normal, complicada por una brecha cambiaria del 150%. La deuda del Tesoro Nacional asciende a USD 419.000 millones, con un riesgo país de 2.400 puntos, y los bonos del gobierno se valoran en aproximadamente 30 centavos por dólar, evidenciando la desconfianza del mercado.
Existe también una inflación encubierta, con un retraso en el tipo de cambio oficial y precios de productos esenciales controlados por el Estado que no han seguido el ritmo de la inflación real.
La pobreza se espera que supere el 43% en el último trimestre de 2023, y dos tercios de los niños en el país ya viven en la pobreza. El PBI per cápita actual es equivalente al de 2007, lo que indica la pérdida de tres lustros de avance económico. Además, el 82% de los niños no puede resolver problemas matemáticos básicos, reflejando una grave crisis educativa.
Bajo el gobierno de Milei, no habrá espacio para medias tintas o gradualismos. Se buscará una estabilización inmediata de la economía, que probablemente genere una rápida recuperación en forma de “V corta”.
Se prevé una tormenta con una caída rápida, seguida de una recuperación ágil y sostenible. Los primeros dos trimestres podrían mostrar un incremento en la inflación por el necesario sinceramiento de las variables, pero también se sentarán las bases para un crecimiento económico real, robusto y duradero a largo plazo.
Un aspecto central de la administración de Milei serán las reformas estructurales enfocadas en aumentar la libertad económica, incluyendo la reducción del gasto público, la liberalización del mercado, la disminución de la burocracia y la promoción de políticas que incentiven la inversión y la competitividad. El objetivo es posicionar a Argentina en una trayectoria de crecimiento sostenido, apuntando a un aumento anual del PBI de 6 o 7% en las próximas décadas.
En conclusión, la victoria de Milei promete un cambio radical en Argentina. Sin embargo, el mayor desafío será ganar el apoyo necesario en el Congreso. Un cambio de tal magnitud no puede ser obra de una sola persona. Nos enfrentamos a una tarea monumental, un desafío de proporciones épicas. Hoy, más que nunca: ¡Argentinos, a las cosas!