Algo pasó… la batalla cultural

LA PRENSA Por Fernando Solanet Si hace tan solo cuatro años alguien se hubiera imaginado apenas una porción de las medidas que hoy se plantean en el DNU 70/23 o la llamada Ley Ómnibus, simplemente hubiera pensado que hubiera sido políticamente inviable. Eran sólo propuestas que se podían escuchar en programas de televisión por personajes alejados de la política. Personajes entonces tildados de extremistas o de locos, o simplemente muy académicos, o teóricos, refiriéndose al divorcio de esas ideas con la realidad. Pocos hubieran adherido a la idea de que el capitalismo era un sistema moralmente superior al socialismo.

En ese entonces, por ser disruptivo en su lenguaje pero a la vez claro en sus ideas, el más destacado de estos personajes extremistas y teóricos era Javier Milei. Por entonces él hablaba de la batalla cultural. ¿Y qué pasó en tan corto tiempo para que hoy nos podamos plantear los cielos abiertos en el mercado aéreo o se pueda hacer cumplir un protocolo de manifestación que respete el derecho a circular libremente? ¿O que se quite la afiliación compulsiva de los empleados a los sindicatos y no haya grandes quejas por parte de los sindicalistas? Pasó la batalla cultural que el propio Milei viene dando hace más de una década en los medios.

Para que se entienda el concepto, si un político sostuviera afirmaciones o propusiera reformas que la gente no está preparada para recibir, simplemente fracasa como político. Un político que pretenda obtener los votos para gobernar solo puede proponer lo que la gente está preparada para aceptar.

En otras palabras, tiene en realidad un margen estrecho de ideas que puede proponer. El Dr. Alberto Benegas Lynch (h) suele hablar del “plafón de ideas” en el que se puede mover el político. Y para mover ese plafón es que hay que dar esa batalla cultural, tradicionalmente librada en los ámbitos académicos con limitada difusión popular.

FRACASO SOCIALISTA 

Claro que el fracaso de las ideas socialistas reinantes y el hartazgo de una población permanentemente desilusionada por promesas imposibles contribuyeron al terreno fértil para un liberalismo íntegro y al menos presentado como alternativa ante “más de lo mismo”. Pero el gran mérito pertenece al propio Milei. Como decía el citado Dr. Benegas Lynch, antes de que el actual presidente ganara en las urnas, Milei ya ganó, porque corrió el eje del debate”.

Por supuesto que estar en la política implica negociar y ceder. Decía Aristóteles que la política es el arte de lo posible. El deseado y esencial equilibrio en el poder hacen que no sea posible aplicar el ideario puro libertario de Milei. Sin embargo, si bien ya algunas de sus ideas juzgó prudente dejarlas fuera del debate durante la campaña, fue sorprendente la propuesta hecha en la campaña por lo radical y transformadora. Tan es así que el mejor argumento que hay para avanzar con las leyes en el Congreso es precisamente que eso es lo que votó la gente, sin engaños ni eufemismos a los que acostumbran los políticos durante las campañas electorales. Así, Milei envió al congreso un DNU y un proyecto de ley de máxima. Con todo su ideario transformador. El tiempo de las concesiones vendría después.

LA CARTA DEL LAVORO 

Entre los logros que podemos enumerar de este gobierno lo más destacado por lo enquistado que estaba en la sociedad el ideario justicialista, fue su propuesta de reforma laboral y sindical. Piénsese que no sólo se propone una flexibilidad laboral y medidas para desarmar la llamada Industria del Juicio. También se otorga al empleado la libertad de afiliación sindical y la libre elección de obra social o empresa de medicina prepaga. Y con la salvedad del fallo que suspende algunas de estas medidas promovido por una CGT en franco retroceso, estas reformas tuvieron amplia aceptación popular y entre el empresariado PyME.

El paro convocado el miércoles 24 por la CGT fue un estrepitoso fracaso, más allá de que los convocantes pretendan medirlo con la cantidad de gente que se manifestó frente al Congreso. Fuera de esa zona, la jornada transcurrió pacíficamente y con actividad casi normal, a pesar de más de 30 mil denuncias por extorsión a la línea 134.

Esta reforma laboral se enmarca en un importante cambio cultural que redime al empresario como un héroe benefactor, en palabras del propio Milei. Porque nadie pone una empresa para echar gente, diría Gustavo Lazzari. Se comienza a entender que en un mercado libre (lo que resulta redundante puesto que si no hay libertad no es un mercado) todo empresario exitoso lo es por ofrecer a los demás bienes de mejor calidad o precio. No confundir con aquellos que logran riquezas a través de privilegios obtenidos desde el gobierno a costa de clientes cautivos, esos a los que Milei llama Empresaurios.

Juntamente con el protocolo antipiquete, quitarle a las organizaciones sociales el manejo de los planes hizo que Buenos Aires deje de ser rehén de los movimientos de protesta social. Hemos recuperado la calle y con ella nuestra libertad para movernos. Otro gran logro del gobierno de Milei.

LIBERTAD DE PRENSA 

Otros importantes avances están en la libertad de prensa. Se ha abolido el monopolio de Papel Prensa permitiéndose la libre importación de papel. A su vez se ha suspendido la Pauta Oficial con que se ejercía un poder extorsivo sobre los medios. Y ya se ha instaurado el debate acerca de la existencia de la TV Pública y las radios estatales.

Y sin duda un logro meritorio es la convicción que hoy se ve en el público general de la imperiosa necesidad de reducir el gasto público. Iniciativas como la reducción de ministerios de 19 a 8, eliminar organismos superfluos financiados por el Estado, limitar los alcances del Incaa o de las investigaciones del Conicet han sido muy bienvenidas. Paralelamente la gente acompaña hoy el objetivo de lograr el cero déficit. Por eso, a pesar del doloroso aumento de impuestos propuesto, en contraste con la frase de campaña de que antes que subir un impuesto se cortaría un brazo, la gente acompaña al presidente. De hecho es la primera vez en casi un siglo que la gente espera que los nuevos impuestos sean realmente temporarios y que se eliminen en el curso del año.

 LOS SUBSIDIOS 

Otro avance se ve en la discusión acerca de la eliminación de los subsidios generalizados a la energía y al transporte. Hoy se entiende que la energía cuesta y en todo caso se ayudará, en el lado de la oferta a los más vulnerables. Se han debido voltear varios preconceptos largamente enquistados. Hasta ahora se sostenía que como había quienes no podían pagar el costo de la energía, ésta debía ser barata. Artificialmente se mantuvo precios controlados, un diferencial entre los mercados internos y externos y subsidios que superaban los diez mil millones de dólares anuales. También se cambia el concepto de tarifas segmentadas ya que la ayuda será a la demanda y la tarifa reflejará el precio real de la energía. Después de todo, al ir a un supermercado uno no encuentra precios de los fideos diferentes según el poder adquisitivo de quien compra.

Este sinceramiento en el campo de la energía ya está trayendo anuncios de grandes inversiones en ese campo como la anunciada por Petronas e YPF para exportar gas de Vaca Muerta.

Se podría seguir enumerando logros como la apertura de cielos para las líneas aéreas, derogando de hecho el monopolio de Aerolíneas Argentinas manejada por La Cámpora, la libertad para importar y también para exportar sin que sea necesario el permiso de un funcionario. La derogación de la Ley de Alquileres trajo aparejada un rápido aumento en la oferta de viviendas en alquiler. Y hay más en el plano de las derogaciones como la Ley de Góndolas o la Ley de Abastecimiento.

LO QUE FALTA 

Hay algunas cosas que faltan o que se ha tenido que postergar de los proyectos originales. Las reformas del sector pesquero pretendían liberar un mercado hoy cautivo de pequeños empresarios en puertos como Comodoro Rivadavia o Mar del Plata que mantienen su negocio de vieja tecnología en un letargo que anula en enorme potencial exportador de productos de la pesca.

Otra de las bajas de la Ley Ómnibus que deberán esperar es la exclusión de YPF de la lista de empresas privatizables. Una lamentable exclusión que deja al Estado de juez y parte y con una posición dominante en el mercado de los hidrocarburos. El atenuante es que posiblemente no hubiese podido privatizarse en el mediano plazo por el conflicto judicial en los tribunales de Nueva York que posiblemente acaben con el embargo de las acciones en poder del Estado Argentino.

En resumen, una gran cantidad de logros y avances hacia un gobierno de corte netamente liberal.Y al contrario de todo lo que viene sucediendo, estas propuestas no son para acumular poder sino para limitarlo tal como proponía Alberdi. Y así se esperan más medidas en el mismo sentido.

El Presidente es un convencido de que todo gobierno tiene 100 días de luna de miel antes de que lo alcance la Tiranía del Statu Quo de la que habla Milton Friedman.