El desafío de construir un país normal
La normalidad de un país en el contexto de las naciones debe entenderse como un conjunto de atributos que permitan no
La normalidad de un país en el contexto de las naciones debe entenderse como un conjunto de atributos que permitan no
En vez de hacer proyecciones para el 2016, prefiero a principios de año citar verdades eternas pronunciadas por destacados personajes. Pues como dijo Lao Tse en el siglo VI a.C.: “Quienes tienen conocimiento, no predicen. Quienes predicen, no tienen conocimiento”. (En mi caso, ni pronostico, ni tengo acceso a información privilegiada).
Una antigua distorsión del liberalismo es equipararlo con una anarquía anómica, una comunidad sumida en el caos, sin reglas ni normas de ninguna clase. Resumió con acierto esta ficción Juan Manuel de Prada al afirmar que el concepto liberal de la libertad “exhorta al hombre a deshacerse de todos los impedimentos que dificultan el proceso de fortalecimiento de su individualidad soberana”.
La ciencia económica tiene una peculiaridad casi unánimemente reconocida; un padre y fundador llamado Adam Smith. El aserto admite discusión, ya que algunos expertos han sugerido otros nombres, pero la fama del escocés ante el desconocimiento casi generalizado de los otros nombres da cuenta del triunfo de la tesis smithiana.
Los Castro han cumplido 57 eneros en el poder. A estas alturas, la curiosidad general se limita a formular tres preguntas inquietantes: ¿Por qué han durado tanto? ¿Es un fracaso, como dicen sus adversarios, o un éxito, como aseguran los simpatizantes? ¿Qué sucederá después de este larguísimo gobierno, el más prolongado de la historia de América?
Lo conocí a Juan Carlos en 1977 apenas llegado yo de estar tres años como profesor visitante en la Universidad Francisco Marroquín. El me contó que había usado uno de mis libros al efecto de provocar a sus profesores en la Universidad Católica Argentina.
Los españoles están jugando con fuego. Durante 40 años, tras la muerte de Franco (1975), levantaron un gran país. Puede que en el futuro comiencen a perderlo.
No fue sencillo ni perfecto, pero los españoles lograron la proeza de pasar pacíficamente de una dictadura de partido único a una democracia liberal, mucho más abierta y riesgosa, que a veces parecía imposible que cristalizara.
durante todo el período de la administración kirchnerista el número de personas entre 18 y 24 años que no tenían una actividad regular ni se educaban no disminuyó. Los comúnmente denominados “ni ni”, por su marginación del sistema educativo y el mercado de trabajo, ascienden a un millón y medio de jóvenes
El 10 de diciembre de 2015 terminó otro experimento populista en la Argentina. Y termina de la misma manera que en ocasiones anteriores: con un descalabro fiscal, monetario y cambiario, una economía en recesión y una tasa de inflación entre las más altas del mundo
Los que gobiernan no están allí de casualidad. Han llegado a ocupar esas posiciones porque un número considerable de individuos los ha respaldado en las urnas, asignándole la difícil labor de administrar la cosa pública.