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El legado social del Papa Francisco

10 Mayo 2025

Infobae.com - La muerte de una persona bondadosa y bienintencionada siempre llama a la inclinación y a devotas oraciones. Claro que las intenciones no bastan, lo relevante son los resultados de las propuestas que en este caso nos circunscribimos a la materia social. Como han señalado una y otra vez los premios Nobel en economía Friedrich Hayek, Ronald Coase, James M. Buchanan, Edmund Phelps, Gary Becker, Milton Friedman y George Stigler, el bienestar social se logra solo en una sociedad abierta (para recurrir a terminología popperiana), lo cual implica mercados libres y la institución fundamental de la propiedad privada. Esto ha sido refrendado por la realidad de los hechos cuando se observan políticas comparadas. También estos pilares fueron subrayados con énfasis por Pontífices, especialmente León XIII, Pio XI, Juan Pablo II y Benedicto XVI.

Como es de público conocimiento, el Papa Francisco ha formulado repetidas declaraciones y escritos en Italia, Chile, Perú, Cuba, Estados Unidos y Brasil que van a contracorriente de las opiniones de los antes mencionados personajes. En esta nota periodística resumimos sus ideas con dos ejemplos clave. En una entrevista de Eugenio Scalfari –director de La Reppublica publicada el 11 de noviembre de 2016 le preguntaron al papa Francisco qué opinaba cuando en muchas ocasiones se le acusa de comunista o marxista. A lo que respondió: “Mi respuesta siempre ha sido que en todo caso son los comunistas los que piensan como los cristianos”.

En su mensaje a la Organización Internacional del Trabajo desde el Vaticano el 17 de junio de 2021, el Papa Francisco afirmó: “Siempre junto al derecho de propiedad privada está el más importante anterior principio de la subordinación de toda propiedad privada al destino universal de los bienes de la tierra y por tanto el derecho de todos a su uso. Al hablar de propiedad privada olvidamos que es un derecho secundario que depende de ese derecho primario que es el destino universal de los bienes”. A nadie se le escapa que con este peculiar silogismo la propiedad privada queda sin efecto e irrumpe lo que en ciencia política se conoce como la tragedia de los comunes, es decir, lo que es de todos no es de nadie, lo cual perjudica muy especialmente a los más vulnerables debido a la extensión de la pobreza que significa el derroche de los siempre escasos recursos.

En este cuadro de situación es imprescindible tener presente lo estipulado por la Comisión Teológica Internacional de la Santa Sede que puntualizó el 30 de junio de 1977 en su Declaración sobre la promoción humana y la salvación cristiana que “el teólogo no está habilitado para resolver con sus propias luces los debates fundamentales en materia social […] Las teorías sociológicas se reducen de hecho a simples conjeturas y no es raro que contengan elementos ideológicos, explícitos o implícitos, fundados sobre presupuestos filosóficos discutibles o sobre una errónea concepción antropológica. Tal es el caso, por ejemplo, de una notable parte de los análisis inspirados por el marxismo y leninismo […] Si se recurre a análisis de este género, ellos no adquieren suplemento alguno de certeza por el hecho de que una teología los inserte en la trama de sus enunciados”.

León XIII en Rerum Novarum afirma: “Quede, pues, sentado que cuando se busca el modo de aliviar a los pueblos, lo que principalmente, y como fundamento de todo se ha de tener es esto: que se ha de guardar intacta la propiedad privada. Sea, pues, el primer principio y como base de todo que no hay más remedio que acomodarse a la condición humana; que en la sociedad civil no pueden todos ser iguales, los altos y los bajos. Afánense en verdad, los socialistas; pero vano es este afán, y contra la naturaleza misma de las cosas. Porque ha puesto en los hombres la naturaleza misma grandísimas y muchísimas desigualdades. No son iguales los talentos de todos, ni igual el ingenio, ni la salud ni la fuerza; y a la necesaria desigualdad de estas cosas le sigue espontáneamente la desigualdad en la fortuna, lo cual es por cierto conveniente a la utilidad, así de los particulares como de la comunidad; porque necesitan para su gobierno la vida común de facultades diversas y oficios diversos; y lo que a ejercitar otros oficios diversos principalmente mueve a los hombres, es la diversidad de la fortuna de cada uno”. Por su parte, Pio XI ha señalado en Quadragesimo Anno que “Socialismo religioso y socialismo cristiano son términos contradictorios; nadie puede al mismo tiempo ser buen católico y socialista verdadero”, Juan Pablo II ha precisado bien el significado bienhechor del capitalismo especialmente en la sección 42 de Centesimus Annus y Joseph Ratzinger/Benedicto XVI en Jesús de Nazaret (tres tomos) critica “el experimento marxista”, señala que “el mensaje de Jesús es estrictamente individualista” y marca los problemas graves del abuso del poder político que “ha convertido al Tercer Mundo en Tercer Mundo” que “creyó transformar piedras en pan, pero ha dado piedras en lugar de pan”.

La Enciclopedia de la Biblia -bajo la dirección técnica de R. P. Sebastián Bartina y R. P. Alejandro Díaz Macho con la supervisión del Arzobispo de Barcelona- aclara que “fuerzan a interpretar las bienaventuranzas de los pobres de espíritu, en sentido moral de renuncia y desprendimiento” y que “la clara fórmula de Mateo -bienaventurados los pobres de espíritu- da a entender que ricos o pobres, lo que han de hacer es despojarse interiormente de toda riqueza” (tomo VI, págs. 240/241). Y el sacerdote polaco Miguel Poradowski -doctor en teología, doctor en derecho y doctor en sociología- en uno de sus libros titulado El marxismo en la teología escribe que “No todos se dan cuenta hasta dónde llega hoy la nefasta influencia del marxismo en la Iglesia. Muchos, cuando escuchan algún sacerdote que predica en el templo, ingenuamente piensan que se trata de algún malentendido. Desgraciadamente no es así. Hay que tomar conciencia de estos hechos porque si vamos a seguir cerrando los ojos […] tarde o temprano vamos a encontrarnos en una Iglesia ya marxistizada, es decir, en una anti-Iglesia”. En este sentido, no solo preocupan las declaraciones reproducidas arriba del Papa Francisco que reflejan su pensamiento sino que al margen debe consignarse que su primera concelebración en San Pedro fue con el Padre Gustavo Gutiérrez, el creador de la línea marxista llamada “teología de la liberación” con las consecuentes y reiteradas declaraciones y escritos de sacerdotes que comparten esa visión degradada de la Biblia.

Por otra parte y en un plano distinto, es pertinente recordar lo manifestado por el dignatario de la Iglesia católica y teólogo Hans Urs von Balthasar nominado Cardenal por Juan Pablo II que por aquello de “mi reino no es de esta mundo” propone modificar el Estado Vaticano -consolidado por Mussolini vía el Tratado de Letrán, en 1929- por una figura del derecho internacional que proteja la cabeza de la Iglesia alejado de avatares partidarios (para no decir nada del Banco del Vaticano).

Pero lo más importante en esta instancia es celebrar junto a nuestra grey católica y a todo el mundo libre, independientemente del credo al que se adhiera, la designación como nuevo Papa a Robert Prevost que asume como León XIV y con el debido respeto rezo fervientemente para que este Pontífice muestre la miseria moral y material que tiene lugar cuando los aparatos de la fuerza que denominamos gobierno se apartan de los Mandamientos de no robar y no codiciar los bienes ajenos… para bien de todos pero muy especialmente de los más vulnerables.

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