El liberal ¿utópico? que sueña con limpiar la política y hackear a La Casta desde una app, para que los ciudadanos dejemos de ser «idiotas»
VISIÓN LIBERAL Agustín Etchebarne es el director de Libertad y Progreso, el think tank más valorado del ecosistema liberal. Tiene más de 200 mil seguidores en su cuenta de X, y está embarcado en una cruzada -con ayuda de la tecnología- para terminar con las listas sábanas y acabar con toda intermediación entre la gente y la política. Es más, quiere hablar con Karina Milei para que «use» su idea a la hora de armar un partido. Asegura que el Presidente está haciendo un trabajo «descomunal» y explica que sólo se metería al Gobierno si es con un equipo de veinte personas que toquen la misma música. Cree que la dolarización se impondrá por su propio peso y que sueña con ver el día en que el Estado venda por lo menos un tercio de las 60 mil propiedades que tiene en su poder.
Visión Liberal: – ¿Alguna vez imaginaste que llegaría el momento de ver al liberalismo en el gobierno y a un presidente liberal montando un show en el Luna Park?
Agustín Etchebarne: – Si, pero lo imaginé diferente. Pensé que sería posible unir a los candidatos liberales en una gran lista y competir. Con buena onda. Imaginaba a los candidatos salir a hacer una gira conjunta por toda la Provincia de Buenos Aires. Les decía a los chicos: «compremos el Menemóvil y lo reabastecemos, lo reacondicionamos y damos la vuelta con eso y terminamos haciendo un recital». Teníamos a varios que tocaban música: a Fausto (Spotorno) que toca el piano; yo también, Miguel Boggiano que canta muy bien, Gustavo Segré también canta muy bien, tanto que cantó con la Filarmónica en Sao Paulo o Rio, una de las dos, Duclos con la guitarra, Bertie con la batería… Y respecto del liberalismo, sí yo veía una mejora en la penetración de las ideas de la libertad que venían creciendo desde antes de Javier Milei. Y cuando él llegó, les dio un impulso muy grande.
VL: – ¿Fue Javier Milei o la pandemia?
AE: – Javier Milei. En la pandemia armamos el partido y se sumaron veinte mil afiliados en todo el país. Con este concepto de dirigir de abajo hacia arriba y demás. Pero eso no terminó de cerrar y empezamos a armar una confederación de partidos liberales que se llamó: «Vamos», Roque Fernández fue uno de los impulsores y quien nos ayudó mucho. Y teníamos veinte partidos federales pero también se cayó ese experimento.
Milei, a puro canto, rock y cátedra económica en el Luna Park.
VL: – ¿Por qué no cuajaron esos experimentos? Si tenían dirigentes liberales, tenían las ideas…
AE: – Problemas de ego, lamentablemente, que siempre interfieren en estos proyectos. Muchos creían que tenían que ponerse debajo de él, se creían más iluminados. Y muchos estaban en ese perfil. Y había varios que eran muy buenos: López Murphy, José Luis Espert, el mismo Milei que estaba surgiendo; después Milei y José Luis (Espert) estuvieron juntos, después se separaron, uno iba a ir por Capital y otro por Provincia de Buenos Aires, después «Lacha» Lázzari por Provincia de Buenos Aires. Y muchos que pidieron armar el partido en cada provincia. Y tal vez fue un error hacer eso; armar el partido en todos lados al mismo tiempo. Eso aumentó la complejidad exponencialmente y se empezaron a pelear. Y cuando dos personas que te parecen buenas se pelean y que están en el Chaco y viste dos veces en tu vida, no sabes quién tiene razón. Y escuchas versiones y nos pasábamos dirimiendo situaciones.
Así fue como hicimos cinco intentos de crear un partido a nivel nacional y fracasó cuando hicimos una elección por el nombre del partido. Ahí aprendí que no siempre hay que hacer elecciones.
VL: – Eso suena mal. ¿Las elecciones no son el método natural de la democracia?
AE: – Digo que hay que buscar dialogar más y llegar a buen puerto. Porque hubo dos versiones: uno que se llamaba Partido Federal Republicano y otro que se llamaba Partido Liberal Libertario. Ganamos los que habíamos propuesto el primero, que era una visión más amplia para incluir a algún conservador, que pudiéramos llegar al 55%, pensando que no íbamos a ser liberalismo puro. Y los otros decían que tenía que ser liberalismo purísimo. En el Partido Liberal hubiéramos estado todos de acuerdo pero no se podía usar (lo tenía «Pocho» Romero Feris) y sumarle Libertario, el problema que tenía en mi visión, es que dejaba afuera a muchos liberales. Uno va estrictamente a lo que significa: es un extremo liberalismo pero deja afuera a los liberales clásicos, a los minarquistas. Hoy, ya libertarios se sienten todos pero en la práctica es liberal, el propio Milei no es un libertario en la forma que está ejerciendo el poder, es mucho mas cercano a un liberal clásico.
Escrito por
Eduardo Gabriel Lopez
Equipo de Libertad y Progreso