El dólar tocó los $ 45 y no descartan que siga subiendo

Director General en

Economista especializado en Desarrollo Económico, Marketing Estratégico y Mercados Internacionales. Profesor en la Universidad de Belgrano. Miembro de la Red Liberal de América Latina (RELIAL) y Miembro del Instituto de Ética y Economía Política de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas. 

  • Pese a una nueva alza de la tasa al 67,7%, el precio de la divisa saltó más de 70 centavos y crece la inquietud.
  • El real también cayó.
  • Consideran improbable que la situación se estabilice antes del 15 de abril.
  • Desde esa fecha, se venderán cada día U$S 60 millones del FMI.

El peso argentino está en una olla a presión en la que se debilita con el paso de las horas por múltiples factores que no son de resolución exprés, por lo que economistas y operadores financieros prevén que el precio del dólar seguirá muy volátil.

Ayer, el precio minorista del billete verde saltó 72 centavos (2,86 por ciento) en el promedio de las ventanillas de los bancos. Alcanzó los 42,99 pesos para la compra y los 44,92 pesos para la venta. En algunas entidades, como el ICBC, tocó los 45,15 pesos.

En el Mercado Abierto Electrónico (MAE) –donde operan grandes empresas y bancos–, el tipo de cambio mayorista subió tres por ciento (1,26 pesos), hasta 43,87 pesos para la compra y 43,91 pesos para la venta.

Gustavo Quintana, operador de PR Corredores de Cambio, explicó que esta suba se dio por el cierre de posiciones que vencen el viernes. Y precisó que el volumen operado en el segmento de contado sumó 852 millones de dólares, el más alto del mes.

Si bien no hubo negociaciones en futuro en el MAE, los parámetros que rigieron al cierre de la jornada ubicaron al peso en 59,70 unidades por dólar para diciembre y a 62,50 para febrero de 2020.

Esta desvalorización de la moneda nacional se viene dando en un marco en el que el dinero de otros países emergentes también pierde valor. El real bajó ayer 3,2%; el peso colombiano, 1,28%; el rand sudafricano, 1,25%; el peso mejicano, 1,12%, y el rublo ruso, 0,68%.

Es habitual que todos los fines de mes crezca la demanda por dolarización de carteras y pagos de compromisos en el exterior. Y esto ahora genera presión alcista porque la oferta privada es escasa y el Banco Central está inhabilitado por el FMI para intervenir.

Vértigo. La cotización de dólar experimentó ayer un nuevo salto en las pizarras. (Ramiro Pereyra)

Vértigo. La cotización de dólar experimentó ayer un nuevo salto en las pizarras. (Ramiro Pereyra)

Volatilidad

Agustín Etchebarne, director de la fundación Libertad y Progreso, dijo a este diario que la volatilidad continuará en las próximas semanas, por lo que no se descarta que el dólar pueda ubicarse más cerca de los 50 pesos.

“Es un problema”, dijo el economista, que la banda cambiaria tenga un rango del 30 por ciento porque eso no permite cortar la volatilidad. Hoy el Central podrá salir a vender divisas recién si el precio mayorista del billete supera los 50,88 pesos.

Al mercado le están generando incertidumbre tres cosas, según Etchebarne: que el campo limite sus liquidaciones; la cercanía de las elecciones que posibilitarían la vuelta del “populismo”, y que la política macroeconómica de Cambiemos no da resultados.

“El Gobierno hizo un programa sólo para llegar a las elecciones con la ayuda del FMI. No es sostenible. Faltan cambios de fondo, como una reforma monetaria”, enfatizó el economista liberal.

En concreto, dicen los analistas, la gestión de Mauricio Macri no sólo no logró resolver problemas heredados, sino que los agravó. Desde enero de 2016 se fugaron capitales por 105.488 millones de dólares y el endeudamiento creció en 110.509 millones de dólares.

Igual receta

Miguel Ángel Arrigoni, CEO de First Capital Group, le dijo a este diario que la volatilidad del peso argentino “no tiene absolutamente nada que ver con lo que pasa en el mundo: la semana pasada, mientras todos se apreciaban, el país devaluaba”.

Tajante, Arrigoni sostuvo que echarle la culpa al mundo “es una tilinguería”. La Argentina, sostiene, tiene un “flor de despiole”, un “enorme lío financiero”, al que el Gobierno no le encuentra ningún tipo de fórmula. Y, por ello, la volatilidad seguirá.

“No puedo creer la falta de imaginación de insistir en que la tasa de interés va a calmar al dólar, si en este país la carrera entre el dólar y la tasa siempre terminó mal”, expresó. Y es el camino elegido tanto por Federico Sturzenegger como por su sucesor Luis Caputo y por el titular del Central, Guido Sandleris.

El Banco Central convalidó ayer infructuosamente una suba de tasas de sus letras de liquidez (Leliq) de 83 puntos básicos, ubicándola en un promedio de 67,758% para un total adjudicado de $ 201.445 millones. Fue la tasa más alta desde mediados de octubre. Pero el dólar subió.

Por ello, dijo Arrigoni, no se puede pensar que esto va a cambiar. “La única forma –enfatizó– de que esto se calme es que aparezca un oferente de dólares. Los productores van a liquidar cuando no tengan otra alternativa; y el Gobierno, cuando el FMI le deposite”.

Ayuda del FMI

El mercado viene presionando después de que se confirmó que recién el 15 de abril arrancarán las subastas diarias de 60 millones, con los 9.600 millones de dólares prestados por el Fondo.

“Cuando aparezca ese oferente, es probable que el dólar se calme un poco. Pero eso va a durar lo que duren esos billetes. Después, ‘agarrate, Catalina’”, dijo Arrigoni. Con ese diagnóstico coincidió Etchebarne, para quien habrá un “veranito” a mediados de año por los billetes del agro y el Fondo, y luego retornará la volatilidad.

La salida de esto viene con un plan integral sobre cómo se quiere manejar la economía y las finanzas de la Argentina, planteó Arrigoni. E instó a que debe terminar la “falacia” de que tiene que haber tasas positivas en pesos.

También señaló que la tasa de interés debe ser real positiva en términos de divisas. O sea, si se va a devaluar un porcentaje, hay que asegurar ese porcentaje y un diferencial para traer a los inversores.

Arrigoni no ve luz al final del túnel y afirma que la Argentina está ante un nuevo Plan Primavera, como el lanzado en agosto de 1988 por Raúl Alfonsín para evitar el estallido hiperinflacionario. Las cosas no terminaron bien.