“Sin este cepo más estricto probablemente no se llegaba al 10 de diciembre”

Director de Políticas Públicas en

EL LITORAL – El economista disertará en el Congreso de Economía Regional que se desarrollará el próximo jueves y viernes. Antes de su viaje a Corrientes habló con El Litoral sobre la coyuntura política y económica del país. “Estamos a la expectativa de cómo va a evolucionar este acuerdo (que debe hacerse con el FMI) en la transición”, indicó. También destacó la necesidad de arreglar las relaciones con Brasil.

En Pocos días antes de su arribo a Corrientes para participar del Congreso de Economía Regional, que se desarrollará este jueves y viernes, organizado por el Club de la Libertad, el economista Manuel Solanet, de la Fundación Libertad y Progreso, concedió una entrevista a El Litoral donde analizó los temas centrales de la coyuntura política y económica en medio de la transición entre la gestión de Mauricio Macri y la de Alberto Fernández, que se iniciará el 10 de diciembre. Economía internacional

—¿Cómo evalúa el proceso de transición que se inició hace una semana?
—La transición tuvo un comienzo algo desalentador cuando escuchamos el discurso del domingo 27 de octubre a la noche, luego de conocido el triunfo de Alberto Fernández. Después nos tranquilizamos al ver la reunión que tuvo con el presidente Macri al día siguiente, como también la decisión de nombrar un equipo de profesionales para trabajar en la transición. Todavía es prematuro afirmar que están encaminados: no hay ninguna noticia sobre cuál es el plan y qué es lo que se ha acordado. Digo acordado porque un gobierno que termina con una situación tan complicada, necesariamente debe consensuar las medidas que tome de acá al 10 de diciembre con el gobierno que viene, que es el que va a tener que continuarla e instrumentarla.

En particular cuando hay una negociación en marcha con el Fondo Monetario Internacional, en la cual hay que acordar un programa y si se va a cumplir o no con la deuda, y en caso de que se reperfile, como se dice actualmente, de qué forma se lo va a hacer. Así que estamos a la expectativa de cómo va a evolucionar este acuerdo en la transición: por ahora es prematuro decir algo.

—También hace una semana se estrenó el nuevo cepo al dólar, ¿fue una medida acertada? ¿Y en este contexto, cómo se atenderá el problema de la inflación en la transición?
—Lo primero que hubo que contener fue la diarrea de dólares de la reserva del Banco Central.

La decisión de poner un cepo más estricto, prácticamente impedir la compra de dólares al tipo de cambio oficial, fue una decisión unilateral del gobierno de Macri. Creo que le ha hecho un favor al gobierno entrante, porque de esta forma podrá entregar el mando con un nivel de reserva más razonable. Si no se hubiera hecho esto, probablemente no se llegaba al 10 de diciembre, porque la corrida con las reservas fue muy intensa en los últimos días y seguramente continuaría de esa forma.

En cuanto a la inflación, la misma está presente por la devaluación que ocurrió ya. Por más que haya algunos precios controlados o congelados, la inflación se traslada a precios y así se vio en septiembre y se verá en octubre, cuando conozcamos los índices. Pero bueno, esto tiene una solución a largo plazo, puede ser un motivo de preocupación durante las negociaciones de la transición. Pero va a tener que ser el nuevo gobierno el que establezca reglas, las reformas estructurales para garantizar los equilibrios macroeconómicos que nos tiene que llevar a la estabilidad monetaria. No creo que este gobierno pueda hacer mucho.

—¿La principal preocupación actual sigue siendo la deuda?
—Inmediatamente, sí, es la deuda. La Argentina está prácticamente en un default virtual. Debería hacerlo de una forma menos perjudicial posible. Fernández habló de hacerlo ‘a la uruguaya’, es decir con postergación de pago, pero sin quita. Me parece que eso es una buena propuesta, ojalá pueda lograrse, de lo contrario la Argentina va a volver a estar en el club de los defolteadores y son situaciones que perjudican siempre, no sólo en lo inmediato, sino a mediano y largo plazo.

—En medio de todas estas urgencias aparece una áspera relación con Brasil…
—-Esa es una relación importante porque es nuestro socio principal, tenemos cosas en común como el Mercosur. Me parece que va a tener que arreglarse la relación y que la Argentina tenga una política exterior consecuente, con respecto a la democracia y el mantenimiento del país dentro del Grupo de Lima y no generar un ruido adicional con el Brasil, si se planta el gobierno en una posición pro chavista, pro Venezuela.

—¿El acuerdo Mercosur-Unión Europea también depende de qué suceda con Brasil?
—Eso parece estar en stand by más por la Unión Europea que por los países del Mercosur, pero de todas maneras es uno de los temas en común con Brasil. La Argentina no puede estar distanciada del vecino país, menos por una cuestión ideológica como está planteando la vicepresidenta (electa, Cristina Fernández de Kirchner) y si el presidente electo se adhirió a esa posición. Porque no sólo fue a visitar a la cárcel a (Luiz Inácio) Lula da Silva, sino que en su primer discurso luego de reconocido su triunfo hizo un pedido de que se lo libere. Naturalmente esto irritó al actual presidente brasileño (Jair Bolsonaro).
—Camino al 10 de diciembre, ¿será esencial conocer quién será el nuevo ministro de Economía o influyen otros factores más con igual importancia?
—-Hay varios frentes para recuperar la estabilidad, la confianza y los equilibrios macroeconómicos. Uno de ellos es naturalmente la economía y es bueno que haya un ministro que comprenda esta situación. Pero le asigno importancia también al ministro de Trabajo. Hace falta una reforma laboral para que la Argentina pueda ser competitiva.
Y hay que trabajar no sólo en estos frentes que hacen a la economía, sino también garantizar una Justicia independiente y honesta. Tenemos que tener una Seguridad eficiente, como logró realmente el gobierno de Macri con la conducción de Patricia Bullrich.

El país necesita generar confianza. La economía es tal vez lo principal porque ahí está la crisis, pero los otros temas son también relevantes. (GAL).