La paradoja del subsidio universal y el extravío de la cultura del trabajo

Abogado. Asesor laboral de empresas y cámaras empresarias. Consejero Académico de Libertad y Progreso.

CRONISTA – Hace muchos años que advierto desde mi opinión oral y escrita que ya no existen en la Argentina desempleados o excluidos, solo existen subsidiados, (La Nación 6 de julio de 2014).

El Covid 19 reavivó como herramienta el subsidio universal sanitario  ahora como un recurso frente a la paralización de las actividades por el confinamiento y la cuarentena.

Carl von Clausewitz (1780-1831) en su obra “De La Guerra” donde afirmó que “La guerra es la continuación de la política por otros medios” se equivocó en sus vaticinios, dijo que la guerra armada continuaría con la guerra comercial. Se olvidó del enemigo invisible de una pandemia como la del coronavirus, del ejército para defenderse contra ella de médicos, enfermeras, auxiliares y equipos de salud, de las fábricas de armas que son ahora los laboratorios de investigación farmacéuticos, y de las armas estratégicas que son la medicación curativa y las vacunas.

El subsidio universal o renta básica universal (RBU), Ingreso Básico Universal (IBU), renta básica incondicional (RBI) o ingreso ciudadano es una prestación de la seguridad social no contributiva, pagada desde los recursos del Tesoro o por medio de otras instituciones, y se financia desde las rentas generales del Estado y otros recursos. En nuestro país se financia con emisión monetaria y aumento sistemático del déficit fiscal.

 El subsidio universal tuvo su primer versión rudimentaria en nuestro país con Raúl Alfonsín con los programas PAN, continuó en la gestión de Carlos Menem que lo transformó en la Ley 25.724/2000, durante Fernando de la Rúa se mantuvieron sin cambios, creció y se expandió en la gestión de Nestor Kirchner Cristina Kirchner sumando distintos planes sociales y se fortaleció y volvió a expandirse en la gestión de Mauricio Macri con la ex ministro Carolina Stanley.

Todos son responsables de haber generalizado una herramienta temporaria y la convirtieron en una plaga conforme al modo de implementación en nuestro país, ya que se ha convertido una herramienta política especulando con las necesidad de la pobreza la indigencia y la necesidad, y se desnaturalizó su objetivo central, que es la de ser un puente entre los que sufren necesidades básicas y la reinserción en el mercado laboral, propiciando la empleabilidad con capacitación y entrenamiento, preservando el valor de la cultura del esfuerzo, del trabajo y con ello alcanzar el  éxito personal.  

En la gestión actual se creó el IFE, o Ingreso Familiar de Emergencia, dirigido a trabajadores informales, trabajadoras de casas particulares, a monotributistas sociales, y monotributistas de menores ingresos. Beneficia a argentinos nativos y naturalizados con 2 años de residencia, que no cuenten con ningún ingreso formal. Lo cobran también los beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo, la Asignación por Embarazo, y el programa Progresar. La suma otorgada por el IFE es de $10.000.

Curiosamente, existen muchos casos de fraude, y lo perciben como los planes sociales por ejemplo numerosos extranjeros, que en provincias limítrofes como Formosa, Jujuy o Misiones ni siquiera viven dentro de nuestro territorio, suman votos para ciertos gobernantes, a través de la obtención de documentos argentinos y demostración de dos años de residencia de modo fraudulento.

El subsidio universal debe existir? Si repasamos la función primordial del Estado, que es el de velar por el bien común y por el bienestar general, sin dudas que el subsidio universal debe existir. En las actuales circunstancias donde la crisis política social y económica de nuestro país empeoró considerablemente con la pandemia del Covid 19, el IFE y los planes sociales son fundamentales para asistir a la población más vulnerable.

Sin embargo, para que los planes no se conviertan en detractores de la cultura del trabajo, los beneficiarios deben ingresar a los planes de reconversión siguiendo los cursos de capacitación en artes y oficios con salida laboral, o perfeccionándose cuando ya adquirieron uno, a fin de generar empleabilidad, es decir, las condiciones mínimas para que las empresas los ingresen dentro del mercado formal.

El subsidio universal se presenta en diversos formatos, por ejemplo en los Estados Unidos se llegaron a pagar cincuenta y un millones de seguros de desempleo, además de contar con más de otros cincuenta millones de personas subsidiadas por otras causas (ex combatientes, víctimas de las adicciones, discapacitados, y otros) y de que más de cuarenta millones de trabajadores prestan servicios en forma indocumentada que no reciben ningún beneficio.

En los países en donde se ensayó el sistema como en Finlandia,  en el año 2015, el gabinete del conservador primer ministro finlandés, Juha Sipilä, anunció la implantación, de forma experimental durante los años 2017 y 2018 de un proyecto piloto de RBU evaluable en 2019. Proponía un presupuesto de 20 millones de euros, unos 560 euros mensuales, para 2.000 desempleados registrados en 2016. Sin embargo, en abril de 2018 el gobierno finlandés decidió suspender el proyecto, que ya no se aplicaría en 2019.

En el contexto de la pandemia por coronavirus de 2019-2020, distintos países, el Foro Económico Mundial (World Economic Forum, WEF) e incluso el Papa Francisco se han pronunciado a favor de la implementación de un Ingreso Básico Universal.

            Empresarios como Mark Zuckerberg (Facebook), Bill Gates (Microsoft) y Jeff Bezos (Amazon) consideran adecuada la Renta Básica para amortiguar los efectos de la crisis en términos de desigualdad y para afrontar la inevitable automatización del futuro inmediato y el avance de las tecnologías exponenciales dentro de la revolución que implican los nuevos modelos de negocios.

El subsidio universal se ha instalado para quedarse, de modo que ahora corresponde orientarlo hacia una transformación constructiva. Por lo pronto se deben extirpar todos los casos de fraude y de clientelismo fraudulento. A su vez, se debe colocar con objetivo de reconversión y la reinserción laboral de los grupos vulnerables dentro de un nuevo mercado creando empleabilidad, donde las nuevas tecnologías y las nuevas formas de organizar el trabajo marcarán el rumbo de una auténtica “nueva realidad”.