Julián De Diego
Abogado. Asesor laboral de empresas y cámaras empresarias. Consejero Académico de Libertad y Progreso.
CRONISTA – El Gobierno Nacional fijó la inflación 2021 en el 29% aclarando que no hay un techo para las paritarias, los gremios parten de ese piso pero quieren recuperar lo perdido en 2020 y asegurar un plus de 2 o 3% sobre la inflación real, el sector empresario viene de la pesada carga del 2020 con importantes pérdidas, y la economía del 2021 exhibe incertidumbre, ambigüedad, y algunos sectores con moderado optimismo.
Les cabe a las tres partes que asuman la responsabilidad cívica de actuar dentro de parámetros razonables en un momento clave para poder reenfocar la reconstrucción del aparato productivo que a la vez permita recuperar el empleo perdido, cuyos datos objetivos se desconocen, pero que en los países centrales ronda el 15%.
El escenario es heterogéneo, pero para entender cómo será el leitmotiv del reclamo sindical, es importante destacar que salvo alguna excepción, la mayoría de los convenios colectivos perdieron varios puntos respecto de la inflación del 36,2% del 2020, que tienen la aspiración de recuperar si es posible con un anticipo, o con un adicional inicial.
Si bien parece que la economía es un tema central para la comunidad en general y el Covid 19 se ha ido relegando en importancia y en prevención, lo cierto es que la pandemia ha influido y condiciona el desarrollo del futuro y dado que se ha prolongado mucho más allá de los pronósticos, seguirá condicionando la economía durante este año y por lo menos por el próximo.
En cuanto a la situación del sector empresario, se presentan en general con mucha fragilidad en el contexto de la pandemia que sigue haciendo estragos, que puede tener que regresar a la Etapa 1 de ASPO (aislamiento) que tendrá que resistir y enfrentar una segunda ola, y el Estado exhibe muchos errores, contradicciones y una falta significativa de una organización eficiente para cumplir con la logística masiva de vacunación.
En el marco de los convenios colectivos propiamente dichos, ya tenemos algunos ejemplos de acuerdos cerrados, que como en otros antecedentes cercanos, tratan de fijar la tendencia.
El 28 de enero la Federación de Empleados de Comercio, firmó su acuerdo que comprende un 21% no remunerativo en tres tramos de 7% en enero, febrero y marzo, calculados sobre diciembre de 2020, que se incorpora al salario en abril 2021, (Homologada ST 7/2021). Esta negociación es el preámbulo de las paritarias de este año.
En cuanto a la Asociación Bancaria, acordaron recuperar un 2,1% correspondiente a la inflación de 2020, y se pactó un 29% en tres tramos no acumulativos, uno de 11,5% en enero, otro 11.5% en abril, y el 6% en octubre y cláusula de revisión en septiembre y en noviembre.
En la Provincia de Buenos Aires el Frente de Unidad Docente Bonaerense (SUTEBA, FEB, UPCN, ATE, y otros) acordó el 32% en septiembre, más un incremento por conectividad, y un ajuste del Fondo de Incentivo Docente. A nivel nacional también se acordó el 32% en septiembre, en tres tramos y cláusula de revisión.
El SUTERH (Encargados de edificios) acordaron un 32%, en cuatro tramos no acumulativos de 7% en abril, 10% en julio, 10% en octubre y 5% en febrero.
La Federación de Trabajadores de Luz y Fuerza acodó un 29,5% en forma escalonada con Nucleoeléctrica (Empresa estatal), que preanuncia un acuerdo con el resto de los sectores en el orden del 30%.
AYSA acordó un 32% en cuatro tramos, con cláusula de revisión en noviembre, suscripto por José Luis Lingieri por el gremio de obras sanitarias, y Malena Galmarini de Maza por al empresa del Estado.
Este repaso nos permite concluir cuales son las aspiraciones sindicales a saber:
a. se trata de reconstruir primero el básico con la inflación perdida del 2020;
b. se trata de ajustar el año 2021 entre el 29 y el 32%, alrededor de los lineamientos de inflación prevista en el Presupuesto Nacional;
c. el cierre de la negociación se corona con una cláusula de revisión hacia fin de año con el fin de equiparar lo acordado la inflación;
d. se trata de ajustar adicionales, prestaciones no remunerativas, e incentivos en la misma proporción que el acuerdo central;
e. habrá que estar atento a algunos subterfugios que por vía de un engaño o un camuflaje, se agreguen más aumentos que los realmente acordados.
En cambio, las pretensiones del sector empresario son las siguientes:
- Que los aumentos sean graduales con inflación vencida y no con inflación anticipada o con proyecciones a futuro que pueden ser un agente activador de la inflación misma;
- Que no se contemple la inflación adeudada durante la pandemia del 2020, en un contexto de cuantiosas pérdidas;
- Que los pagos sean en cuotas y que no haya cláusula de revisión. Que la revisión sea en el período anual siguiente;
- Que no haya otros ingeniosos recursos que en algún momento distorsiones el resultado como bonos, suplementos, o pagos por nuevos rubros imprevistos.
El Gobierno Nacional procura, ni más ni menos, que contener cualquier desmadre de la negociación colectiva, que la transforme en un motor de la inflación, como podría ocurrir, por ejemplo, si se conceden aumentos anticipando la inflación futura. Al respecto, se espera que los gremios más combativos sigan los lineamientos previstos, para que la variable de los salarios convencionales no opere en perjuicio de un escenario de emergencia.