Argentina lleva 10 años de estancamiento. Menos empleo privado, más público

Como consecuencia de una economía que no solamente no arranca sino que cae, el empleo privado lo sufre. El estancamiento comenzó allá por 2011, cuando se acabó el boom de los commodities y se impuso el primer cepo cambiario del kirchnerismo. A partir de ese entonces, solo se creo empleo privado en épocas electorales con excepción a 2019.

El ciclo económico electoral se inicia con un gobierno que expande el gasto público (obra pública, subsidios, etc) para ganar elecciones. En un primer momento, eso genera un repunte de la actividad económica pero meramente de corto plazo. En definitiva, es lo que le importa al gobierno de turno.

Eso es lo que se ve en los años impares (electorales). 2013, 2015 y 2017 son años en donde el empleo privado creció. Sin embargo, como Argentina tiene perspectivas futuras que alienten la inversión privada que crea empleo privado de calidad, el rebote no se sostiene y entramos en un año de caída del PBI y de destrucción del empleo privado.

A partir del 2018, un año que, en principio, prometía cortar con este ciclo de caída en los años pares, la economía se desplomó como consecuencia de la crisis de confianza que sufrió el gobierno de Cambiemos. El hecho de haber postergado las reformas estructurales no fue gratis y el mercado dejó de prestarle dinero a un gobierno que sostenía el gradualismo fiscal mediante endeudamiento.

En 2020, la crisis que desencadenó la pandemia y la mala gestión económica del gobierno del Frente de Todos llevó a que la caída del empleo privado se profundizara. Con datos hasta julio del 2021, hay 385.042 empleos privados menos que el pico de diciembre de 2017.

En simultaneo, el empleo público parece no sentir las crisis, es más sigue creciendo. Desde diciembre del 2017 hasta julio del 2021, el empleo público creció en 131.805. En el medio pasaron dos crisis económicas.

De esta manera, el Estado sigue incrementándose. La contrapartida de un Estado muy grande es una necesidad de financiamiento de la misma magnitud. El problema es que la sociedad argetnina no está en condiciones de aportar esos recursos mediante impuestos. El resultado de esto es el financiamiento mediante emisión monetaria que nos lleva a vivir con una inflación superior al 50%. Sin reformas estructurales que achiquen el Estado y den un marco de previsibilidad al sector privado, es impensable creer que el empleo privado crezca de manera genuina