Las falacias de la suma fija y la reducción de la jornada laboral

Abogado. Asesor laboral de empresas y cámaras empresarias. Consejero Académico de Libertad y Progreso.

CRONISTA Albert Einstein decía que “…no podemos resolver nuestros problemas con el mismo pensamiento que usamos cuando los creamos”, y agregaba que “…locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando obtener resultados diferentes“. Séneca completa el cuadro al advertir que “para un barco que no tiene destino todos los vientos son desfavorables”.

Es el caso planteado ahora por el oficialismo, originado en la misma fuente, que propicia el pago de una suma fija para mejorar el ingreso cuando el efecto es exactamente el contrario porque crea automáticamente distorsiones anómalas en los precios, o con la reducción de la jornada para mejorar el nivel de empleo que no fue eficiente en ninguna experiencia comparada en donde el desempleo creció por pérdida de competitividad de las empresas.

La suma fija no sirve para recuperar el salario de los trabajadores ya que no se compadece con un sistema sustentable de productividad y eficiencia, sino que es una dádiva que achata categorías, así como se cobra se extingue, y carece de sustentabilidad y de proyección en el tiempo.

La suma fija tiene su correlato en el empleo público, en los planes sociales, y en el régimen de jubilaciones y pensiones, de modo que promover este subsistema incrementa el déficit fiscal, no mejora el escenario de los grupos más vulnerables, y sostiene el régimen de subsidios con ingresos indignos que mantienen en la pobreza a más de diez millones de habitantes.

Al mismo tiempo, el Poder Ejecutivo carece de atribuciones para disponer ajustes o aumentos salariales a cargo de los empleadores en la actividad privada, imposición que deviene inconstitucional por afectar derechos fundamentales amparados por nuestra Carta Magna como son el de propiedad, el de ejercer libremente toda industria lícita, además de otros derechos fundamentales conexos.

En efecto, la Ley 14.250 de convenios colectivos confía a los actores sociales -los sindicatos y la representación empresaria- resguardados por la intervención del Ministerio de Trabajo y Empleo de la Nación, en un esquema tripartito, como lo determina la OIT, que canaliza los ajustes en cada arte, oficio, profesión o actividad, conforme sus posibilidades, el curso de los acontecimientos económicos y financieros del mercado, y la oportunidad y conveniencia de cada ajuste.

El anuncio de la Provincia de Buenos Aires de que promoverá la reducción de la jornada como un recurso para mejorar el empleo es otra falacia.

En Francia, en la gestión de Lionel Jospin (Primer Ministro entre 1997/2002) se redujo la jornada de 40 a 35 horas, o sea a cinco (5) días de siete (7) horas diarias, y el desempleo siguió creciendo, y se favoreció el pluriempleo de los que ya tenían trabajo. A su vez, los trabajadores que pasaron de 40 a 35 horas sufrieron la rebaja salarial proporcional.

La suma fija no sirve para recuperar el salario de los trabajadores ya que no se compadece con un sistema sustentable de productividad y eficiencia, sino que es una dádiva

Que se lleve adelante esta iniciativa parece contradictorio en el contexto actual donde el Ministerio de Trabajo viene informando la caída del nivel de desempleo en forma gradual, con un índice del 6,7% en el segundo bimestre de 2022. En realidad, este índice está calculado sobre el personal económicamente activo que se encuentra dentro del mercado laboral, y no contempla ni los planes sociales ni los grupos vulnerables que no tienen trabajo porque están excluidos del sistema por falta de competencias y de empleabilidad.

El problema de Argentina, y de Iberoamérica en general tiene su origen en el crecimiento de la desigualdad y en el vacío creado durante la pandemia, que provocó una crisis importante en el empleo y en la educación con salida laboral, y destruyó una importante cantidad de puestos de trabajo, en especial, por el proceso de aceleración de la sustitución tecnológica que imponen las tecnologías exponenciales tanto por vía de la informática como por medio de la robótica. Con ello, la pobreza y la indigencia se ha acrecentado con un escenario de desigualdad y de exclusión, que tiende a incrementarse.

Que se lleve adelante esta iniciativa parece contradictorio en el contexto donde Trabajo viene informando la caída del nivel de desempleo en forma gradual

La razón del incremento de los grupos excluidos tiene que ver con las políticas públicas de cubrir la contingencia con subsidios, en lugar de darle herramientas a estos grupos que conformen los denominados puentes que permiten transferir a las personas de un sistema de desocupación endémico alentado por los mismos planes, a una alternativa laboral dentro del mercado formal. Como lo señala un proverbio chino, “…regala un pescado a un hombre y le darás alimento por un día, enséñale a pescar y lo alimentarás el resto de su vida”.

No existen dudas de que las soluciones que se requieren en un mercado favorable para nuestro país, se basa en el crecimiento sustentable basado en un plan de mediano plazo que brilla por su ausencia. Este proyecto debe asociarse a una revolución educativa que combine el modelo clásico con la alfabetización digital. El empleo de calidad solo se logra con inversión en actividades de mano de obra intensiva como ocurre con el turismo y los servicios personales, en un contexto de trasparencia y previsibilidad. Los subsidios, los planes, las ayudas circunstanciales, son insuficientes y contradictorios con un plan real de generación de empleo registrado y bien remunerado.