Argentina y el FMI

Consejero Académico de Libertad y Progreso

LA RAZÓN Uno de los mayores disparates del pensamiento único en economía es haber acusado al Fondo Monetario Internacional de liberal. Nunca lo fue. El FMI estuvo siempre a favor de los Estados, permitiéndoles endeudarse para seguir gastando cuando nadie más les prestaba.

Un caso revelador fue el de Christine Lagarde, que cuando dirigió el FMI le concedió a la Argentina de Mauricio Macri el mayor préstamo de su historia: los políticos argentinos, lógicamente, no le pagaron, y el Fondo, por si faltaba un motivo para cerrarlo, siguió refinanciando su deuda hasta hoy, con la última entrega de dinero acordada en julio. Protestó el economista y político Javier Milei en Twitter: «Si el FMI continúa con esta conducta de regalarle plata al gobierno para que la rifen intentando controlar el precio del dólar los argentinos tendremos que revisar nuestros compromisos con el Fondo. No podemos seguir sosteniendo este modelo a costa de las generaciones futuras».

El economista Aldo Abram, de la Fundación Libertad y Progreso, coincidió en que la inquietud de los prestamistas guarda relación con la absurda política de dilapidar divisas, utilizándolas como mecanismo antiinflacionario, con el llamado «cepo cambiario», y como gasto político ante las próximas elecciones. Declaró a Expresonews: «Esto garantiza que en noviembre la situación será muchísimo peor a la que se está viviendo actualmente, y el gran temor de todos los organismos internacionales que nos están prestando dinero es que se siga despilfarrando como se viene haciendo hasta ahora».

Mientras la norma es criticar al FMI por su supuesta severidad liberal, la realidad es la opuesta. Leí en el diario La Nación de Buenos Aires: «Cuando el FMI se sentó por primera vez a negociar un acuerdo con el gobierno de Alberto Fernández, Kristalina Georgieva aspiraba a lograr un plan ‘integral y creíble’ para encarrilar la economía. Nunca ocurrió. El último acuerdo apenas aspira a que la economía no se rompa más hasta que llegue un nuevo gobierno». Los plazos son cortísimos. El ministro y candidato presidencial, Sergio Massa, «logró que el Fondo le adelantara a agosto el desembolso que originalmente estaba previsto para septiembre. Nada más».

Se supone que el FMI aguardará hasta que llegue un nuevo Gobierno a la Casa Rosada para volver a «negociar», es decir, a desperdiciar el dinero de los contribuyentes. El liberalismo, por supuesto, ni está ni se lo espera.