Evitar el precipicio hiper-inflacionario

CLARÍN Algunos discuten si es o no la peor herencia económica recibida de un gobierno democrático en estos últimos 40 años. Es cierto el ex presidente Menem asumió en un país que estaba en hiperinflación, la que llevó a un tremendo empobrecimiento de toda la sociedad y a la mayoría de los argentinos por debajo de la línea de la pobreza. Sin embargo, eso juega a favor del gobierno entrante; porque diluye, con un costo social enorme, las consecuencias de los desastres hechos por la gestión anterior.

El presidente Milei recibió un país con un proceso hiperinflacionario, eso quiere decir que no estalló y se puede evitar. Lo malo es que lograrlo es muy difícil. Es como que, de pronto, te encuentres piloteando un Fórmula 1 a máxima velocidad rumbo a un precipicio. Si intentás doblar o frenar de golpe, lo más probable es que termines volcando y a los tumbos. Así que primero hay que desacelerar lo más rápido posible. Las medidas lanzadas hasta ahora buscan cumplir con este objetivo.

Para seguir el ejemplo automovilístico, uno de los turbocompresores que genera este proceso de hiperinflación es el financiamiento del Banco Central (BCRA) al Tesoro que, con motivo de ponerle “platita” en el bolsillo a la gente, se ha desbordado y su valor se está destruyendo, como sucede con cualquier cosa que no se demanda. Por eso, cuando queremos comprar algo, que sigue valiendo lo mismo, el señor que nos lo vende, pide cada vez más de esos pesos que están perdiendo poder adquisitivo. Que esto se refleje en todos los precios, lleva hasta cuatro o cinco meses en Argentina. Así que todavía viviremos momentos de creciente inflación, por lo hecho por el gobierno anterior en materia monetaria y de distorsiones insostenibles de precios y tarifas.

Las medidas que se han tomado en la primera semana de gestión apuntan a desacelerar dicha sobrealimentación. Por un lado, aumentan los ingresos y bajan el gasto público para evitar tener que emitir para financiar al Tesoro. Esto deja margen al BCRA para priorizar disminuir la “bola de nieve” de la enorme deuda remunerada que dejó el anterior gobierno.

Para entender la gravedad de este tema, hoy es más de tres veces el total de pesos que tenemos todos. Cabe destacar que el Presidente Alberto Fernández asumió diciendo que iba a eliminar este pasivo y, en su gestión, pasó de 5,6% del PBI a alrededor de 10% del total de la producción argentina.

Otro punto que ayuda a desactivar la “turbina del BCRA” es reconocer que el dólar oficial no reflejaba todo lo que han destruido el poder adquisitivo de la moneda local para financiar al anterior gobierno. Hoy el BCRA no sólo no tiene divisas propias, sino que está usando más de USD10.000 millones que son ajenas. Entre este pasivo, la deuda remunerada y otras más que se han acumulado está absolutamente quebrado y es vital recuperar su solvencia para evitar una hiperinflación.

Las medidas tomadas de reducción de gasto público, como disminución de transferencias discrecionales a las provincias y menor inversión en obras de infraestructura, estaban en los papeles de todos los equipos económicos de los candidatos presidenciales con posibilidades de ganar. Incluso, la anterior administración ya las venía recortando, ahora sólo se profundizará esta medida. La no renovación de contratos de personal y la reforma del Estado que implicó la reducción de la mitad de los cargos políticos (Ministerios y Secretarías) es un aporte nuevo en el que avanza esta gestión, haciendo partícipe al sector público del ajuste, y que debería ser profundizado a futuro.

Con esto se está empezando a desactivar la “propulsor BCRA”. La segunda turbina, es la huida del peso de la gente, que está harta de que les quiten poder adquisitivo a sus pesos para financiar al gobierno. Esto también colabora a la caída del valor de la moneda local acelerando la inflación.

Para desactivar este factor de “propulsión” hay que recuperar la credibilidad en que Argentina va a ser un país normal; porque se harán las necesarias reformas estructurales. Sabemos que la actual gestión apunta en ese sentido, pero aún estamos a la espera de esas soluciones de fondo.

No hay tiempo que perder; por lo que el paquete de medidas debería ser presentado urgentemente; aunque sea por tema a resolver, para apurar su sanción. Así desactivamos la otra turbina a tiempo para poder maniobrar y evitar el precipicio hiperinflacionario.