Enrique Blasco Garma
INFOBAE – Liberar contratos habilita decidir en mejores condiciones, comprar a los precios más bajos y vender a los precios más elevados, simultáneamente, a todo el mundo. Es el milagro de la competencia y especialización, arbitrando diferencias individuales. Junto con el derecho a la propiedad particular, el descubrimiento más contundente para la colaboración entre personas.
Para medir la sensibilidad económica de diferentes imposiciones contractuales, el libro “Por un País más Justo y Floreciente” expone varios ejercicios. En una sociedad ideal, sin distorsiones, que valora los gastos del Estado en exactamente lo gastado, con un único impuesto (25% a los ingresos o IVA) para toda la población, sin restricciones a contrataciones, libertad de comerciar, el PBI es el máximo posible. En este casi 1.000 pesos.
Pero si al año siguiente, el gobierno decide gastar $100 en un monumento que nadie desea y aumenta el impuesto al 36%, para sufragar ese mayor gasto, el resultado de la menor complacencia social e incentivos, reducen el PBI en $25, porque las cuentas nacionales suponen que los gastos estatales aportan satisfacciones de igual valor. Es un ejercicio simple, en un esquema sin dinero ni deudas. El PBI cae a 975 pesos.
Ahora, si se adicionan tarifas aduaneras diferentes del 10%, 20% y 30%, según actividades; y se imponen limitaciones al empleo de personal y contribuciones a las jubilaciones de reparto, la consecuencia es una contracción del PBI hipotético a $750, que la población valora en sólo $570. Los privados contratan menos empleados y las nuevas tarifas aduaneras alteran los precios relativos, transables y no transables.
Deterioro real
El trabajo de marras registra la enorme sensibilidad de la economía a muy pequeñas alteraciones, y toma como medida de referencia a Suiza, una economía con distorsiones mínimas, próxima a cero, con plena democracia y un PBI por habitante de USD 86.600 al año en 2020.
A partir de ahí, si se miden las reducciones de las libertades a los contratos de los 190 países miembros del FMI, surge que el PBI per cápita es 22% menor en EEUU, respecto de esa base.
Ese ejercicio determina que el PBI por habitante de Alemania resulta 45% inferior; el de Japón 50%; Italia 61% y España 65% más bajo. Cae 79% en el caso de Uruguay; 87% en Rusia y China; 89% en Argentina; 90% en Brasil; y a los extremos de 97% en Vietnam y Venezuela; y 98% el PBI por habitante de Nicaragua.
Estos resultados advierten que los mayores ingresos nacionales se verifican en las democracias mas acabadas en respetar las libertades individuales, la división de poderes, incluidos los derechos de propiedad.En las democracias donde se respetan las libertades individuales y la división de poderes, se fortalecen los derechos de propiedad y de contratar
El PBI mundial de 90 billones de dólares en 2020 hubiera ascendido a 640 billones con la misma población y plenas capacidades de contratar de Suiza.
Cabe notar que las restricciones contractuales no castigan sólo a la población local, perjudican a todo el mundo, porque cierran oportunidades productivas al conjunto.
La democracia de un país interesa a todos
El principio de la “no intromisión en asuntos internos” debilita los ingresos y la democracia mundial. La comunidad de naciones debiera encarar el avance de las instituciones democráticas en todas partes, en beneficio de los Derechos Humanos. No sólo apelando a buenas intensiones sino con instituciones fuertes exigiendo progresos comprobables. Las ayudas a las naciones más pobres o “vulnerables” debieran condicionarse a avances concretos en libertades contractuales.
Una vez reconocidas que las genéticas individuales de los distintos grupos humanos son similares, no existen justificativos de las miserias nacionales. Son los gobernantes que erosionan la democracia, para apoderarse de las iniciativas y propiedades, los que empobrecen a su propio pueblo. Para beneficio de todos los humanos, apuremos a los países rezagados a progresar más que los prósperos. Un procedimiento similar a la educación en las escuelas. Ayudar y exigir a los aplazados.
La humanidad está ahogada por gobernantes prepotentes que cercenan derechos, empobreciendo a todos. Se podría avanzar fortaleciendo los derechos de propiedad y la competencia especializada en expandir satisfacciones.
El gráfico mide las restricciones contractuales de cada país. El conjunto de Estados que reducen las capacidades contractuales en menos del 50%, cada uno, abarcan 7% de la población y generan 46% del PBI mundial. La humanidad está ahogada por gobernantes prepotentes que cercenan derechos, empobreciendo a todos. Avanzaríamos fortaleciendo derechos de propiedad; competencia especializada en expandir satisfacciones.
Según Robert Cooter la democracia descansa en el marco institucional que sanciona las leyes deseadas por la población, equilibrando la voluntad del Poder Ejecutivo con las pasiones populares. Y la Justicia razona haciendo que las leyes sean coherentes con el ordenamiento constitucional.
La democracia ordena el protagonismo de la ciudadanía y el respeto por el otro, evitando conflictos redistributivos. Con ese fin, la oposición tiene la responsabilidad de hacer oír las voces contrarias y acercar consensos. Los gobernantes sienten su vigilancia en las votaciones y los mecanismos de control continuo a que están sometidos.La democracia ordena el protagonismo de la ciudadanía y el respeto por el otro, evitando conflictos redistributivos
El peligro son los usurpadores que contravienen los derechos individuales de la Constitución. En las discusiones para la Carta Magna de EEUU, se publicaron los Papeles Federalistas, una de las obras más trascendentes de la ciencia política. El más impactante, a mi juicio, es el número 51, de James Madison, su objetivo era asegurar dividir los poderes separados del Estado, asegurar su independencia y la de los particulares. Se pregunta: ¿Pero que es el gobierno si no la mayor reflexión de la naturaleza humana? Si los hombres fueran ángeles no necesitarían gobierno. Si los ángeles gobernaran no necesitarían controles. Al estructurar un gobierno de personas sobre personas, la gran dificultad estriba en que los gobernantes controlen a los gobernados y obligarse a controlarse a sí mismos.
De Cuba nos diferencia el agobio de las prohibiciones, imponiendo “Patria o Muerte”. De EEUU, el aliento de las libertades, con la Declaración de la Independencia: “Con el fin de asegurar el derecho a la vida, libertad, y la búsqueda de la felicidad, se instituyen gobiernos cuyos poderes justos dimanan del consentimiento de los gobernados”.
Mandatarios incumpliendo sus mandatos enervan la democracia. En lugar de proteger los mismos derechos para todos, ayudan a sectores particulares, subsidiando ocupaciones improductivas y castigando a las competitivas, como el agro. Remover obstáculos es la vía del progreso; pero los autócratas prohiben. Fortalecen a “protectores”, estructurando privilegios. El gobierno impide despedir personal, circular, escolaridades, importar, exportar, comerciar libremente, elegir la salud y disponer las ganancias. Exige a otros gobernantes levantar bloqueos olvidando los que impone a su propio pueblo.
No sorprende la decadencia, ingresos y vidas humanas perdidas en gran parte del planeta.