El deber de los legisladores electos frente a las necesidades del desarrollo del trabajo en el marco de las tecnologías exponenciales

Abogado. Asesor laboral de empresas y cámaras empresarias. Consejero Académico de Libertad y Progreso.

CRONISTA – Los resultados de las elecciones de medio término reavivan las críticas más importantes a los fracasos de los últimos años de los distintos gobiernos y de la actual gestión, revalidando las reformas imprescindibles que hagan que la Argentina vuelva a transitar el sendero del crecimiento y la prosperidad.

Nada será posible con el recetario de fracasos recientes, y curiosamente, varios de los nuevos legisladores provenientes de la oposición, como Ricardo Lopez Murphy, José Luis Espert, Facundo Manes y Javier Milei propician la reforma y la reducción del Estado, la reformulación de la política fiscal (sustituyendo impuestos regresivos), y un nuevo marco laboral que se asocie con los nuevos modelos de relaciones laborales.

Se destaca en particular como urgentes las políticas de Estado en seguridad personal (tanto en prevención policial como en eficacia en la justicia y en el sistema carcelario) y en la imprescindible revolución educativa que hay que afrontar para alfabetizar en el marco informático a los estudiantes, relacionándolos con el sector productivo, recuperándonos del atraso generado por la parálisis de la pandemia.

En un clima de reactivación selectiva de la economía en un contexto de gran incertidumbre sobre lo que vendrá, reaparece la Ley de Teletrabajo 27.555 y su decreto reglamentario 27/2021 con plena vigencia. Esto ocurre en el marco de la vuelta a la NUEVA NORMALIDAD de las empresas, que en general difiere en mucho de la que vivíamos hasta el 20 de marzo de 2020 cuando comenzó la pandemia con el ASPO decretado por el Poder Ejecutivo.

Dejemos de lado las promesas electorales, aún cuando no las deberíamos olvidar a fin de reclamar resultados a nuestros candidatos, para que cumplan con lo que aseguraron que iban a defender.

En lo inmediato, todos los escenarios nos imponen urgencias en el mercado laboral que son imprescindibles, que se pueden sintetizar como sigue:

1. Se deben transformar los planes sociales en sistemas mixtos de educación y entrenamiento conectados con mecanismos de promoción que capturen los grupos más vulnerables, y les brinden una oportunidad laboral efectiva y de calidad;

2. La legislación laboral debe revisarse en forma integral, construyendo sobre lo ya construido, sin regresiones ni retaliaciones, agregando los componentes que vinculan a la actividad humana con las nuevas tecnologías, y en especial creando los incentivos que hagan viable la contratación de nuevos trabajadores en relación con costos que sean competitivos;

3. Es imprescindible reformular los impuestos al trabajo, los más altos de Latinoamérica, tanto en el plano de la seguridad social como en relación con la aplicación insólita del Impuesto a las Ganancias tanto a los salarios como a las indemnizaciones, restando ingresos que tienen una función alimentaria, y que por ende desplaza el interés fiscal del Estado;

4. La eliminación del Impuesto a las Ganancias en el régimen jubilatorio, que es un caso de doble imposición confiscatoria, y también afecta ingresos de los trabajadores retirados y en actitud pasiva, que tiene por fin la doble función alimentaria y la de la prevención de la enfermedad a través de un deficiente sistema de salud, y de un deficiente subsistema de provisión de medicamentos;

5. Crear de una vez por todas el FONDO DE DESPIDO y de DESEMPLEO, que se financie con derivación de aportes o contribuciones ya existentes como el régimen de asistencia por desempleo existente (Fondo Nacional de Desempleo) y del régimen de asignaciones familiares que es superavitario, y que asegure el pago de las indemnizaciones por despido a todos los trabajadores con prescindencia de la situación patrimonial del empleador, agregando recargos como en Brasil para el despido incausado;

6. El fomento de la negociación colectiva, en especial en los niveles más bajo de interacción, a fin de reglar las relaciones laborales en cada caso particular, con la incorporación de las herramientas que imponen las nuevas tecnologías;

7. El regreso a todas las formas de relacionamiento de la escuela primaria, secundaria, y de la educación terciaria con la actividad empresaria industrial, de servicios o de nuevas tecnologías, privadas, mixtas o estatales, como la educación dual, la capacitación informática, las pasantías en talleres dentro de los emprendimientos, asegurando la capacitación y el entrenamiento de los estudiantes, la certificación de competencias, y castigando severamente los abusos sobre trabajo infantil y empleo gratuito de trabajadores dentro de los planes;

8. La creación de regímenes especiales de promoción del empleo en todas las actividades en proceso de crecimiento, a fin de acoplar un esquema que incentive la contratación bajo costos competitivos;

9. Establecer nuevas pautas en materia de la lucha contra el empleo no registrado que termine con la generación de casos de abusos utilizando indemnizaciones y recargos que se convirtieron en una fuente de litigiosidad desproporcionada y abusiva, que no solo no resolvió el problema, sino que además lo agravó con altos costos para las empresas;

10. Por último, las tecnologías exponenciales exigen un NUEVO NUEVO DERECHO DEL TRABAJO acorde con las nuevas demandas de los emprendedores, con las incubadoras, y con los lanzamientos especiales de emprendimientos también exponenciales.

Lo que viene no admite esperas, dilaciones, promesas incumplidas o largos procesos de reflexión, al contrario, en función del tiempo perdido, es imprescindible la acción inmediata que revierta sistemas caducos, que revitalice el mercado y su crecimiento, y que termine con especulaciones contraproducentes con subsidios prebendarios, o con mecanismos de protección que produzcan mayores costos para la comunidad y el consumo.

Los nuevos legisladores tienen la obligación de liderar este proceso de cambio, para salir de la postración y la decadencia, y enfrentar todos los desafíos que nos reinstalen en el camino del progreso, el crecimiento y la prosperidad.