Instituciones débiles (la cárcel del BCRA)

PORFOLIO PROFESIONAL INVERSIONES – En las últimas semanas, el riesgo país tomó protagonismo, estando en boca de todos los argentinos. Se trata de un índice económico que mide la probabilidad de que las obligaciones financieras contraídas por un país a inversores extranjeros no se cumplan. En general, se mide entre la diferencia de la tasa de interés que paga ese país por la deuda que contrae en relación a la tasa de interés que pagan los bonos de la Reserva Federal de Estados Unidos.

Se toma de referencia a este país, ya que sus inversiones son consideradas las más seguras y con menor riesgo de incumplimiento. Si el riesgo de un país es alto, entonces la rentabilidad deberá ser alta para atraer a los inversores, por lo tanto, mayor van a ser los intereses a pagar. Mientras que un riesgo país más bajo, implica una rentabilidad más baja y menores intereses a pagar por parte de los acreedores.inflación y tasas de interés

Los factores que influyen son: el déficit fiscal, el crecimiento económico, ratio entre ingresos y deudas, grado de apertura comercial y financiera, grado de diversificación de las exportaciones, turbulencias políticas, confianza hacia las instituciones, estabilidad jurídica y tributaria, etc.

En nuestro país, éste índice es alto debido, fundamentalmente, a que carecemos de instituciones fuertes que garanticen la propiedad privada y las libertades individuales. Una sucesión de gobiernos populistas, a lo largo de la historia argentina, corroyeron la solidez de las instituciones y terminaron por dejarnos vulnerables a los ojos del mundo.

Nuestro Estado es enorme, ineficiente y obstaculiza los intercambios comerciales, favoreciendo muchas veces a determinados sectores en contra de otros, a través de la intervención en los mercados con un sinnúmero de regulaciones de todo tipo. Tampoco es de extrañarse que el nivel de corrupción sea alto en nuestro país, cuando todo el sistema se encuentra diseñado para favorecer los ilícitos y proteger al delincuente. Al final del día, siempre es una cuestión de incentivos, o de si  las instituciones propician el espacio para que el país pueda crecer sostenidamente en el largo plazo, o no.

Otro de los factores que juegan un rol fundamental en la determinación del riesgo país es la moneda. Es decir, la divisa con la que se llevan a cabo todas las transacciones económicas de un país debe ser sana. Si esto no sucede, entonces el sector financiero tiende a ser pequeño y poco diversificado. El mercado de activos es restrictivo y la bancarización, muy pobre, con el grado de solvencia que se vuelve dudoso y los activos que valen muy poco. Es por ello que hay que priorizar hacer todo lo necesario para lograr una moneda fuerte.

Para revertir ésta situación es necesario que el Estado asegure los derechos de propiedad, abra la economía, fomente el comercio, desregule, garantice la estabilidad de la moneda y proteja el valor de los activos de los habitantes. La apertura y la desregulación harían que el riesgo país comience a bajar al nivel de los países más desarrollados y confiables. Hoy en día, Argentina es riesgosa,  porque a los ojos externos, somos un país con altos niveles de inflación, desempleo, pobreza, ratio deuda/PBI. Tampoco desde el Estado, se observan señales claras de cambio de rumbo. Las últimas medidas adoptadas en materia monetaria, generan más dudas que certezas.

La decisión de intervenir por debajo de la banda superior, si observara cierta volatilidad que podría poner en peligro la estabilidad de todo el sistema -luego de que días antes, decidiera mantener las bandas y no intervenir en la banda inferior- generó mucha incertidumbre.

Es entendible que había que hacer algo, porque las medidas implementadas inicialmente no aseguraban que el tipo de cambio no se disparase de un día para otro y lo que se podía intervenir, en ese caso, era muy poco para frenarlo. Sin embargo, el cambio constante de política no genera certeza, ni confianza. Los mercados se encuentran expectantes ante la situación. Justamente lo que tiene que hacer es generar la confianza necesaria para poder afrontar cualquier shock que se presente en éste año electoral y de tanta volatilidad. Y eso se logra consolidando las instituciones.